londres. El director de la Oficina Marítima Internacional, Pottengal Munkundan no oculta su preocupación por los ataques continuados y violentos que se suceden en todo el globo, pero especialmente en las aguas orientales del continente africano, ruta de navegación para mercantes -petróleo y gas, principalmente-, de todas las banderas.
Sin embargo, uno de los mayores desvelos que acechan a los organismos internacionales que luchan contra la piratería es la ausencia de comunicación a las autoridades pertinentes de los ataques sufridos. No en vano, este organismo ya ha alertado de que muchos asaltos en ese área no son notificados ya que muchos de esos mercantes se dedican al tráfico ilegal.
Este comportamiento evita que las autoridades correspondientes puedan responder ante los ataques y, además pone en peligro a otros barcos que faenan en la zona y que, gracias a ese desconocimiento, no son conscientes de la amenaza pirata que navega por la zona, según Mukundan. En otras ocasiones, los motivos económicos llevan a no denunciar el ataque para evitar que el buque quede inmovilizado mientras se investiga el suceso.
En la actividad mundial, la piratería retrocedió un 32% durante el año pasado. Sin embargo, fueron especialmente peligrosas las aguas próximas al golfo de Guinea (58 ataques), Nigeria (27), Togo (15), Costa de Marfil (5) y Benín (2). En el resto del mundo, se notificaron 48 ataques en puertos y fondeaderos de Indonesia, de los que 43 incluyeron el abordaje de barcos y daños a sus tripulaciones.
Ante este hecho, y con la misión de abordar la lucha contra la piratería marítima, las comunidades económicas de los Estados de África Central, Occidental y Oriental y la Comisión del Golfo de Guinea celebraron una cumbre el pasado junio en Yaundé, capital de Camerún. En la reunión, once países de África Central y Occidental decidieron la creación de un centro para luchar contra la piratería en el Golfo de Guinea, informaron los responsables de la Oficina marítima Internacional.