vitoria. Los vecinos de la plaza Euskaltzaindia llevan ocho meses soportando las obras de la nueva estación. Los ruidos de las máquinas y el polvo de los camiones que salen y entran sin interrupción desde la mañana hasta la noche, incluidos los fines de semana. Un trabajo intenso el de los empleados de las empresas Vías y Construcciones, Opacua y Balgorza para en catorce meses dar carpetazo final a la terminal de autobuses de Los Herrán. "Quienes viven enfrente no pueden ni abrir las ventanas para airear la casa", comenta Ainhoa Etxeandia, de la plataforma Plaza Bizia. Sin embargo, no es ésta, ni mucho menos, su principal preocupación.
El barrio de Lakua se prepara para asumir decisivos cambios circulatorios que sirvan para asumir el tráfico que se avecina, y nadie les dice nada. Las dudas e incertidumbre crecen a medida que avanzan las obras. "Ni el alcalde ni el concejal de Urbanismo responden a nuestras llamadas", apunta la portavoz vecinal. Sí lo hizo el lunes EH Bildu -que al inicio de la legislatura dio sus votos a Maroto para construir la estación-. La coalición se reunió por la tarde con los afectados para explicarles su plan para calmar el tráfico ý habilitar espacios de esparcimiento para los residentes. Ahora, la plataforma tiene que juntarse para estudiar y valorar la propuesta. De momento, sus temores siguen centrándose en las calles por las que accederán los autobuses, si van a poder usar como zona verde la parcela próxima a la terminal, si en la segunda planta del edificio se reserva finalmente un local para sus actividades y reuniones, y dónde van a aparcar sus coches cuando se eliminen plazas de estacionamiento de la vía pública.
Dudas, algunas de ellas, que también recoge la propuesta de EH Bildu: siete medidas de tráfico para aplicar en el área comprendida entre bulevar de Euskalherria, Blas de Otero, Donostia y Portal de Foronda, que el PP estudiará. Y para ello, el grupo abertzale plantea crear aparcamientos exclusivos para residentes, convertir en zona 30 la calle Gabriel Celaya, con más estacionamientos detrás del Gobierno Vasco, y transformar Rafael Alberti en una vía semipeatonal sólo para taxis y residentes. También calmar el tráfico en un tramo de la calle Donostia, entre Blas de Otero y bulevar de Euskalherria, con aparcamientos en la zona del Gobierno Vasco, y mejorar la seguridad del paso de peatones en América Latina. "La nueva situación genera nuevas necesidades y hay que atenderlas", apunta el portavoz Kike Fernández de Pinedo.
La terminal de autobuses se levantará en una superficie de 15.600 metros cuadrados. Tendrá 25 dársenas para los autobuses y un parking bajo tierra con capacidad para 307 coches. Mirará hacia bulevar de Euskal Herria, aunque los buses accederán por la calle Donostia a través de un carril de entrada y otro de salida. Los viajeros lo harán por Rafael Alberti, igual que los taxis. Éste es, por ahora, el plan del Ayuntamiento que, según Ensanche 21, no se ha modificado. En cuanto al edificio, estará protegido por una cubierta plegada de 15 metros, con vestíbulo, taquillas, aseos, cafetería y restaurante. De los 18,5 millones de coste, dos saldrán de las arcas municipales, 2,5 de la Diputación y los 14 restantes del Gobierno Vasco.