El Papa Francisco condenó ayer en Lampedusa "globalización de la indiferencia" ante "los inmigrantes muertos en el mar, en aquellas barcas que en lugar de ser una vía de esperanza han sido una vía de muerte" y solicitó que estos naufragios "no se repitan más", durante su homilía en la liturgia penitencial celebrada en el campo deportivo Arena en la localidad de Salina de la Isla de Lampedusa. El pontífice reveló que después de uno de los naufragios sintió el deber de ir "a rezar para despertar las conciencias".
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