MOSCÚ. La pérdida ayer de un cohete Protón-M, que debía poner en órbita tres satélites y que se estrelló segundos después de su lanzamiento en el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán), supone un nuevo y duro revés para la industria espacial rusa. El aparatoso accidente no causó víctimas entre el personal de las instalaciones de Baikonur, que Rusia alquila a Kazajistán desde la desintegración de la Unión Soviética. En las imágenes ofrecidas por la televisión rusa se puede observar cómo pocos segundos después de su despegue el cohete pierde estabilidad, se desvía de su trayectoria vertical, gira, vuela unos instantes paralelamente a la tierra y se estrella contra el suelo causando una gigantesca explosión. Fotos: afp
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