agentes de la Policía Local detuvieron el pasado lunes en un portal del barrio de Ariznabarra a un varón de 37 años cuando intentó robar con fuerza en una vivienda cuando sus residentes se encontraban aún en el interior. Su osadía le valió la reacción de los vecinos, que lo retuvieron hasta la llegada de los efectivos policiales.

Una llamada a las 17.10 horas alertaba en Aguirrelanda de un posible robo en un piso. Cuando llegaron los agentes a la dirección indicada, un varón se encontraba retenido por vecinos en el portal. Según las declaraciones de un testigo presencial, el sospechoso había entrado en la vivienda en compañía de otras dos personas sin provocar daños en la puerta, utilizando posiblemente la técnica del resbalón, consistente en accionar el pestillo introduciendo un DNI, radiografía u objeto similar entre el marco y la puerta. Uno de los residentes se encontraba en el interior y pudo ver a los tres intrusos que abandonaban la vivienda. Gracias a su reacción, los intrépidos cacos no pudieron desvalijar la morada y tuvieron que irse sin lograr sustraer ningún objeto. La persona que iba a ser víctima del robo alertó a los vecinos que pudieron retener en el portal a uno de los ladrones hasta la llegada de los agentes.

Según fuentes del Ayuntamiento de Vitoria, la Guardia Urbana trabaja en la identificación de las otras dos personas que participaron en la tentativa. El detenido, que estaba en situación irregular, ha sido puesto a disposición judicial.

Timo

Billetes marcados

Agentes municipales que realizaban labores de vigilancia en el mercado de la plaza de Santa Bárbara intervinieron e identificaron a dos personas que posiblemente trataban de timar a los encargados de los puestos con las vueltas de los billetes. Los indicios, según apuntan fuentes municipales consultadas por este diario, apuntan a que uno de los sospechosos entregaba un billete de 50 euros, que previamente había marcado de alguna forma, con una señal de bolígrafo, por ejemplo. Por su parte, el cómplice realizaba otra compra. Antes de ello mostraba al mismo tendero otro billete de 50 euros, pero finalmente pagaba con uno de valor inferior. Cuando el vendedor se disponía a dar las vueltas del billete de menor valor, el comprador hacía ver que él había pagado con uno de 50 euros, y que incluso se acordaba que tenía una marca de bolígrafo en un determinado lugar. De esta forma, el vendedor equivocaba el billete de la primera venta con el de la segunda, entregado vueltas de 50 euros por una compra que ha sido pagada con un billete de valor inferior. En este caso, a pesar de los indicios, no se ha podido demostrar que ninguno de los vendedores haya sido estafado, si bien varios de ellos así como una camarera de un bar cercano han detectado el posible engaño.