sON dos virus altamente letales, que han copado las portadas de los medios de comunicación de medio mundo durante las últimas semanas, pero que no deben inquietar a la población alavesa atendiendo a sus especiales características. Al menos, por el momento. Se trata de la gripe aviar H7N9, surgida y concentrada en China, y del nuevo coronavirus, cuyos primeros casos se dieron en Arabia Saudí y en otros países del Golfo Pérsico y que esporádicamente sí ha saltado a Europa. Desde Osakidetza, que está realizando una lógica vigilancia de la evolución de estas enfermedades, se lanza un mensaje contundente, de "absoluta tranquilidad". Lo hace en boca de Enrique Peiró, su jefe de programas de Salud Pública, que ha atendido la llamada de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA para analizar la situación de ambas patologías.

Peiró, que suma ya 15 años de experiencia en este cargo, no necesita chuletas para hacerlo. Tiene todos los números en la cabeza y los recita casi de memoria, lo que refuerza la idea de que nada se le escapa al Servicio Vasco de Salud cuando se habla de controlar una enfermedad de nuevo cuño u otra clásica cuyos componentes se han recombinado. Ése es el caso de la nueva gripe H7N9, desconocida hasta el momento y, por tanto, contra la que el ser humano carece de inmunidad.

Hasta el momento, se han confirmado 131 casos y 32 fallecimientos a causa de esta enfermedad, que se ha circunscrito exclusivamente a ocho provincias chinas y a la vecina Taiwan, donde sólo se ha dado un contagio procedente, además, de una de las otras zonas afectadas. "Lo esencial es que todos los casos se han producido en ese ámbito concreto y que no se ha documentado la transmisión de persona a persona. Además, los primeros contagios se dieron en marzo. En otra situación, ya se estaría viendo una propagación más rápida, incluso a otros países", analiza Peiró.

sin restricciones Aunque esta nueva gripe sí ha destacado por su gran virulencia -casi el 25% de las personas contagiadas ha fallecido-, también lo ha hecho por su dificultad de transmisión. "En nuestro medio, esta gripe se debe quedar en un nivel de estudio epidemiológico y de vigilancia desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), exclusivamente", advierte el especialista. Ni siquiera desde este organismo se ha tomado ningún tipo de medida restrictiva para viajar al gigante asiático. El riesgo de que se produzca una pandemia, como sucedió en 2009 con la gripe A, de origen porcino, es por lo tanto prácticamente nulo. "El futuro siempre es impredecible, porque el virus de la gripe es muy cambiante y en cualquier momento puede variar. Ésa es la razón por la que todos los años se varía la composición de las vacunas", justifica Peiró.

¿Y qué hay del coronavirus? Se trata de una nueva modalidad de esta patología de tipo pulmonar, similar al Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), y que comenzó a expandirse el año pasado en Arabia Saudí, donde se ha concentrado la mayoría de los 44 casos confirmados hasta el momento. Su letalidad es incluso más alta que la de la nueva gripe aviar, con 22 fallecidos, nada menos que la mitad de los infectados. La OMS incluso admitió este jueves un nivel de preocupación "muy alto" sobre su potencial, porque todavía hay algunas claves importantes sin resolver como la dispersión geográfica de este virus, cuáles son las causas principales para infectarse, el grado de transmisión entre las personas o la posibilidad de que existan elementos con alto potencial de contagio.

Se han notificado casos en Jordania, Qatar, Reino Unido, Alemania y Francia, donde incluso se ha producido alguna de las defunciones. Aunque no está confirmado, el riesgo de contagio está ligado al contacto con animales de tipo doméstico, aunque no se descarta la propagación de persona a persona.

En este caso, Peiró insiste también en tranquilizar a la población local. "Aquí tampoco hay ningún motivo para la alarma. A día de hoy, el número de casos es todavía muy limitado en términos epidemiológicos. No me gustar hablar así, porque al que le toca es horrible, pero estamos hablando de 44 casos a nivel mundial", tranquiliza el responsable de Osakidetza. En Francia, donde sí ha llegado el virus, la labor de control se ha limitado a activar un teléfono de información y a aislar los casos diagnosticados para que no se produzcan más casos secundarios, pero "no se ha ido más allá". "Es fácil de ver que la contagiosidad es muy baja, así que el riesgo para la población general es, actualmente, prácticamente nulo. Hablamos, además, de casos importados", justifica Peiró.

Las autoridades cuentan con un importante catálogo de protocolos para hacer frente a cualquier alerta sanitaria que se pueda dar. Se puede decir que no caducan. Los de la gripe A, por ejemplo, valdrían para una eventual pandemia de gripe aviar, y los del SRAS para el propio coronavirus. Salvo que, claro, aparezca una cepa absolutamente novedosa, con una letalidad muy elevada, en la que los microorganismos sean totalmente nuevos y no se disponga de defensas ni tratamiento. Un escenario, según Peiró, "totalmente hipotético a día de hoy", lo que le hace insistir en ese mensaje de calma.

Hasta la fecha, Osakidetza no ha adoptado ninguna medida especial más allá de la captación de información y de carácter interno, porque según Peiró "la situación epidemiológica no justifica la adopción de ninguna medida extraordinaria". La vigilancia que realiza Osakidetza consiste, esencialmente, en mantenerse conectada a las redes de vigilancia estatal, europea y mundial "para conocer la información más actualizada y, si procediera, si cambiase la situación, adoptar las medidas oportunas".

¿Y cuáles podrían ser éstas, aunque suene a jugar a futurólogos? Lógicamente, pasarían por un refuerzo del sistema sanitario, en las Urgencias y en la atención primaria, en la adopción de medidas profilácticas y en un incremento sustancial de las campañas informativas. "A la hora de valorar las medidas a adoptar hay que ser muy cautos; no hay que hacerlo hasta que no se tenga constancia de la importancia de la pandemia, cuando se dé", advierte Peiró, quien cree que la eclosión de este tipo de patologías constituye una nueva oportunidad para recordar la idoneidad de tomar medidas higiénicas básicas para evitar su transmisión, como el lavado de manos y el uso de pañuelos desechables.