vitoria. Las jornadas Africa Zabaldu II, organizadas por Haurralde Fundazioak & Afro Asociación de Residentes Afroamericanos con motivo de la celebración el 25 de mayo del día de África llegan hoy a su fin. Los actos, patrocinados por la Agencia Vasca de Cooperación, concluyen con la presentación del libro Lugares sagrados de letras de África de Jean Bosco Botsho a partir de las siete de la tarde en el centro cívico Aldabe. El autor de la obra conoce bien todos los problemas de su continente y a su juicio las claves de los mismos están en la explotación que sufren desde Occidente y la insensibilidad de los propios africanos.
¿Qué importancia tiene para los africanos la conmemoración mañana de 'El día de África'?
Mucha. Es nuestro día de la unidad, ya que hasta entonces estábamos divididos. Es un día de esperanza en el que celebramos que vamos a ser solo un conjunto en vez de estar desunidos.
¿Es necesario hoy en día celebrar el día del continente?
Sí, sobre todo para los jóvenes que no han conocido los años de la independencia. Es bueno a ayudarles a recordar y a no perder la esperanza, a pesar de todos los problemas que hay en África. Ahora debemos buscar entre todos las soluciones.
Ryszard Kapucinski decía que 'salvo por el nombre geográfico, África no existe'. ¿Coincide con él?
No del todo. El problema es que mucha gente de fuera no conoce África. Los que vienen a hacer turismo se llevan una impresión equivocada. Es como si yo en España voy a ver las corridas de toros y pienso que eso es España. Eso es una ilusión y con África pasa lo mismo. Existe una visión muy superficial.
¿A qué se refiere?
No se puede quedar solo con una imagen de pobreza o de ricos. Eso es maltratar a África. África no es eso. África es un continente que tiene sus problemas, pero tiene también sus riquezas, no solo materiales, sino también humanas.
Oro, coltan, ricos minerales y un gran número de recursos naturales que no repercuten habitualmente en beneficio de los países en dónde están. ¿Por qué?
Ya lo dijeron los romanos hace siglos, el hombre es lobo para el hombre. Es lo que pasa en África. Los que tienen mucha formación y son ricos tienen muchos problemas para compartir. Nuestro problema en África es la incapacidad para compartir. Debemos ser conscientes de que la pobreza de mi vecino, algún día acabará por llegarme a mí.
¿A que se debe esa incapacidad para compartir?
La gente piensa que ellos tienen que ser muy ricos y el otro, el vecino, muy pobre. Eso es un error fatal. Es lo que mata a África, la incapacidad de compartir.
África también está expuesta al expolio de occidente. ¿Dónde están los culpables?
En las multinacionales. El Congo tiene buena parte de las reservas mundiales del coltan y ¿quién explota eso? Las multinacionales. Las tribus se matan allí por estos minerales y lo hacen, no con cuchillos ni con palos, sino con armas. ¿Dónde las consiguen? Llegan de occidente porque interesa que exista el conflicto. Es una contradicción.
¿A qué se refiere?
Aquí hablamos muchas veces de derechos humanos cuando nos interesa, pero cuando no nos interesa aceptamos que se compren armas y que se maten entre los africanos. Es un problema del ser humano. Somos muy insensibles a los problemas, ya seamos negros o blancos.
¿Sienten que en occidente no se acuerdan todo lo que deberían de ustedes a diferencia de lo que ocurre por ejemplo en Oriente Medio, donde quizá haya más riqueza?
Puede ser. Pero África no está olvidada. La gente sabe que si quiere hacer dinero fácil y rápido, ya he explicado muchas veces, que se pueden ir al Congo con muy poco a buscar diamantes o coltan, bien protegido por los militares, y volver al de unos meses con muchos millones. África no está olvidada cuando se trata de ir a explotarla, pero sí cuando se trata de pedir el respeto por los derechos humanos.
Y, ¿cómo está la situación de las mujeres?
La gente habla del respeto por los derechos de las mujeres, pero aquí también se da una gran contradicción. Muchas de las multinacionales que explotan el coltan en el Congo están en contra de los derechos de las mujeres. Nos quejamos y lloramos porque las mujeres están violadas en el Congo, pero las personas que las violan son los socios de estas grandes multinacionales, pero la gente no lo quiere ver. Verlo es como estar en contra de nuestros intereses. Es una hipocresía de este mundo.
¿Cree que el primer mundo prefiere una África pobre e inculta para seguir saqueando sus recursos?
No se puede generalizar. Además, soy antiguo alumno de blancos, de los padres jesuitas. Ellos han sufrido mucho ya que dejaron a sus familias por ir al Congo y son gente muy respetable porque han hecho muchos sacrificios. Pero son pocas las personas así. A la mayoría no les interesamos los africanos ni su educación. Lo que les interesa de vez en cuando es salir en la radio o en la prensa diciendo que han dado una ayuda, ya que queda muy bien para la foto. Pero la realidad no es esa.
Y, ¿cuál es?
Son personas que cuando se trata de proteger a los intereses europeos y maltratar a los africanos, no tienen reparos en hacerlo. Y ahora llega China, que está haciendo lo mismo. Explotarnos. Hace lo que han hecho los estados occidentales. Dicen que dan ayuda oficial para el desarrollo, pero los problemas reales de los africanos no les interesan.
¿Pese a todos los problemas, confía en que África salga adelante?
Yo soy católico, soy hombre de Dios y lo que tenemos que hacer en África es trabajar todos juntos. Negros y blancos para intentar cambiar el corazón de la persona humana. Los problemas de África no son de pobreza o de enfermedades, son de una enfermedad del corazón, ya que la gente hoy en día es insensible. Parece increíble.
¿Qué le sorprende tanto?
Vivo en España y veo que hay españoles más sensibles a los sufrimientos de los africanos, que muchos de nuestros gobiernos. El africano debe ser más sensible a los sufrimientos de su vecino. Debemos tener más corazón, más amor entre nosotros y no esperar a que la ayuda venga de Europa.
Donato Ndongo dijo que "si nuestros mayores consiguieron la soberanía, a nosotros nos toca luchar por la libertad y el desarrollo, escalones necesarios para acceder al estadio superior de un continente unido desde la libre y soberana voluntad de sus habitantes". ¿Ve a sus paisanos concienciados de esa lucha?
Sí. Quizá había más conciencia hace unos años, cuando yo era más joven. Había más conciencia de nuestra pobreza y de la necesidad de solidaridad. Esa conciencia nos ha venido a través de la educación y hay que educar a los jóvenes en ese espíritu de solidaridad.
¿Cree que es algo que falta?
Sí. Ahora hay un problema fundamental. Tenemos a nuestros ministros y a presidentes y ninguno de ellos nació rico. Todos son hijos de familias pobres y tenemos que enseñar a los jóvenes a que el poder no sirve para ser más rico, sino que debe ser un instrumento para ayudar al desarrollo. Una persona puede llegar a ser ministro con un coche y cuando cuatro años después deje su cargo, salga con un coche y no que salga con diez o con veinte. Hay que enseñar otros valores y otra visión del poder. El poder es un instrumento para ayudar a su pueblo y no para hacerse a sí mismo más rico.