vitoria. La semana pasada la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera llegó a las 400 partes por millón (ppm) de moléculas en los registros de la estación atmosférica Mauna Loa, en Hawai, considerada el epicentro mundial para el estudio de los gases de efecto invernadero. Según los expertos, esta marca récord certifica la realidad de un calentamiento global de consecuencias impredecibles y cada vez más preocupantes.
El hecho de haber alcanzado la cifra de las 400 ppm en las mediciones de concentración de CO2 va más allá de suponer un registro récord en la historia de la humanidad, ya que tiene una gran trascendencia a escala planetaria. La acumulación de CO2 en la atmósfera tiene una relación directa, aunque no inmediata, con el calentamiento global, de ahí que los expertos opinen que de seguir así vamos directos al abismo climático.
La comunidad científica advierte de que cuantos más gases se emitan mayor será el incremento de la temperatura y más difícil detener el calentamiento. Señalan también que aunque esa "preocupante" cifra de 400 ppm no entraña riesgos inmediatos para el ser humano, sí puede tenerlos a largo y medio plazo, pues evidencia que las emisiones de CO2 no solo no se están deteniendo, sino que la tasa de incremento de dióxido de carbono se está acelerando. Ese importante incremento y acumulación de gases de efecto invernadero está directamente relacionado con la actividad humana y una de sus innegables consecuencias será un cambio climático que podría acarrear, entre otras cosas, inundaciones, sequías y epidemias.
En el caso del País Vasco los riesgos que se asocian con el calentamiento global son fundamentalmente el aumento de los episodios de inundabilidad, los cambios en el régimen de precipitaciones y las alteraciones del nivel del mar y las marejadas. Según explica Ibon Galarraga, profesor investigador en el Basque Centre for Climate Change-BC3 y doctor en Economía Ambiental, "hoy en día ya estamos observando algunos impactos de ese cambio climático en la costa vasca". Y advierte de que si no reducimos las emisiones de CO2 y llegamos a sobrepasar lo que los científicos han establecido como umbral de peligrosidad del calentamiento, "los impactos podrían ser muy severos, incluso catastróficos en algunos casos".
Más inundaciones Según investigadores de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV, a lo largo del siglo XX la subida media del nivel del mar en la costa de Euskadi fue de 1,9 milímetros anuales. Aunque la mayor parte de la costa vasca tiene acantilados y sobrepasa el nivel del mar, la población se concentra alrededor de las zonas más bajas que, por tanto, sufrirán más intensamente las consecuencias de un aumento paulatino del nivel del mar que puede implicar inundaciones de zonas urbanas.
Aunque las mediciones continuas de las emisiones y concentración de CO2 en la atmósfera tienen poco más de 50 años, los científicos afirman que esta es la primera vez en al menos 800.000 años y puede que desde el Plioceno -hace casi 3 millones de años- que se alcanzan semejantes niveles de dióxido de carbono. Según el responsable del área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace, "tendríamos que remontarnos hasta los 4,5 millones de años en el registro fósil de la Tierra para poder ver niveles de CO2 semejantes". Y aún entonces, estaríamos hablando de unas condiciones geológicas y ambientales completamente diferentes a las actuales.
Sin tener que retroceder hasta finales del Mioceno, los científicos han determinado que antes de la revolución industrial del siglo XIX los niveles de CO2 eran de 280 ppm, se pasó a las 315 ppm en 1960 y a 350 ppm en 1990. Se observa, por tanto, un proceso acelerado de incremento muy preocupante.