vitoria. La autopsia deberá esclarecer las circunstancias exactas del fallecimiento de Agustín G. y María Ángeles M., el matrimonio de Lakua-Arriaga cuyos cadáveres fueron hallados este pasado miércoles, pero este suceso hizo ayer inevitablemente echar la vista atrás hacia la última doble muerte con tintes violentos que ha tenido lugar en el territorio. Fue en Araia, el pasado 27 de noviembre, cuando un hombre de 68 años se suicidó después de asesinar a Tere, su mujer de 65, en el interior de la vivienda que ambos compartían.

El hombre mató a su mujer de un golpe en la cabeza y posteriormente se ahorcó colgándose de una cuerda atada a una escalera portátil que cruzó en el balcón del segundo piso del chalé, a la vista de todos los vecinos del pueblo. El cuerpo de la mujer, que presentaba un fuerte golpe en la sien, estaba tendido sobre la cama de una habitación, donde también había un hacha, empleada como arma homicida.