vitoria. Muchos niños y adolescentes se mueven por Internet "sin cinturón de seguridad", ya que los controles parentales de los ordenadores domésticos son insuficientes para alejarles de los riesgos en la red, avisan los expertos policiales OliverTauste yPere Cervantes en su libro manual Tranki pap@s. La brecha que separa a los más jóvenes, nativos digitales, de sus progenitores sigue creciendo, lo que genera que muchos chicos, cada vez a edades más tempranas, se muevan libremente navegando o en las redes sociales, en el ordenador de casa, a través de un "smartphone o una tableta, expuestos a los peligros de la otra cara de Internet".
En Tranki pap@s, estos dos expertos ofrecen un manual de consejos para padres a fin de evitar que los menores acaben siendo víctimas de abusos en la red. "Ignorar el mundo virtual de sushijos o dejarlo en manos del azar es el mayor de los riesgos, por ello abogamos por el "edúcate para educar", remarca Cervantes. El libro tiene como eje argumental las dudas ante el mundo digital de Jacinto,un padre ficticio de una adolescente de 13 años, que sirven de ejemplo de estas cuestiones en el ámbito familiar.
Los autores explican que losmayores riesgos son los denominados "ing": el Grooming -acecho de un adulto o groomer a menores a través de Internet o teléfono móvil para conseguir un encuentro- o el hacking -la sustracción de contraseñas, claves o passwords de acceso a cuentas de email y perfiles de redes sociales-.
medidas elementales A estos hay que añadir el ciberbullying, el acoso producido entre menores mediante vejaciones o insultos utilizando las TIC, en lo que puede suponer un delito contra la integridad moral, y el sexting, el envío de fotografías o vídeos de contenido sexual, especialmente por telefonía móvil. Este último fenómeno, señala Tauste, no es propiamente un delito, pero hecho por menores puede dejarle en una situación vulnerable, ya que las imágenes pueden caer en manos de pe derastas y boylovers. Según estos expertos, muchos padres no adoptan las medidas de prevención elementales. El primer paso es que padres y educadores se "pongan al día urgentemente" con el mundo virtual y establezcan una serie de "normas de consenso" en casa, como que el ordenador esté en una zona común del domicilio o gestionar el horario y uso de los smartphones. "Todo ello junto a la principal de las herramientas: el diálogo entre padres e hijos", insiste Cervantes, mientras que Tauste remarca que los controles son útiles si se utilizan adecuadamente y no como única vía. Los autores concluyen que la habilidad tecnológica es fundamental para el desarrollo personal y social de los niños, pero que nunca debe dejarse este aprendizaje en manos de los propios menores.