DECÍAN que el cielo se iba a romper sobre el santuario. Presagiaban que esta vez muchos fieles se refugiarían en casa. Las predicciones pincharon y los más agoreros erraron. Miles de personas volvieron a subir a lo alto de la colina, hasta abarrotar Estíbaliz, bajo una maraña de nubarrones que se enredaban y volvían a desenredarse, sin demasiado frío. Un año más, la patrona de Álava llegó con disimulo, tres días después de San Prudencio, como si fuera la actriz secundaria de una película, y en esta ocasión se llevó el premio al papel protagonista. Hubo más, mucha más gente que en las campas de Armentia, sobre todo a partir de mediodía, cuando ya era imposible dejar el coche en el aparcamiento.

Hubo hasta pequeñas retenciones en la carretera general, a eso de las 12.30 horas. "Hace varios años que me toca estar aquí en esta jornada y es la vez que más gente veo", aseguraba un veterano miñón, walkie-talkie en mano. La familia Ruiz de Gaona asentía, el abuelo con la lengua fuera. No había quedado más remedio que aparcar "abajo, donde la urbanización" y subir a pie para disfrutar de las muchas bondades, gastronómicas la mayoría, que ofrece la Virgen de Estíbaliz en su día. "Que hay que venir antes, para la eucaristía, y así no hay problema", reprochaba el aitite, uno de esos alaveses para los que la fiesta no se entiende si no se cumplen todos sus ritos.

Como cada año, la misa se celebró a las 11.00 horas. Para entonces, los más devotos ya calentaban todos los bancos en el interior del templo. Fuera, desperdigados por las verdes costuras del santuario, los participantes del concurso de pintura plasmaban su talento sobre lienzos y cartulinas. Óleos, témperas, acuarelas, sprays... Hubo estilos para todos los gustos, aunque sólo unos pocos acabaron el día con un premio bajo el brazo. El primero se lo llevó María Inés Urra, el segundo fue para Alexander Jayo, el tercero recayó en María Teresa Bombín y en categoría infantil triunfó Ada Hernández.

Antes de que finalizara el acto religioso, el olfato ya podía seguir el rastro de Boilur. Sus cocineros están en todas las salsas, y para Estíbaliz volvieron a traer tortillas de patata. "150 tenemos, más de 2.000 pintxos", cuantificaba el navarro, mientras un compañero reconocía que este año se habían quedado cortos de tubérculos. "El hotel se encargaba de ponerlas y se habrán aburrido de freir", bromeaban, mientras se esmeraban en el arte del corte a la vez que otros cuatro chefs seguían sacando más y más redondas creaciones. "Si hiciéramos el doble", afirmaban, "seguro que también se acabarían". En todas las fiestas, las colas para zampar las degustaciones gratuitas de Boilur se alargan como si no hubiera mañana. Y ayer no hubo excepción.

Mientras tanto, las sociedades gastronómicas participantes en el concurso culinario a base de patata alavesa se peleaban con los fuegos para componer un plato perfecto. Al final, se alzó con el primer premio la Sociedad Abendaño, gracias a unas patatas con bogavante que hacían salivar. Xilikiturri volvió a repetir segundo puesto y al tercer escalón subió la Sociedad Bustinzuri Gaztedi. "Qué mano tiene esta gente", aplaudía una pareja, atenta a la evolución de los platos mientras un talo con chorizo chorreaba de la mano de ella.

Los puestos de comida y bebida instalados en los dobladillos de los caminos estuvieron a tope desde la hora del almuerzo. También se movió bastante la cartera entre los stands de productos gastronómicos, aunque no tanto como los vendedores hubieran deseado. Queso, rosquillas, pastel vasco, morcillas... El festín de olores y sabores era tal que Axier picó. Y con su Idiazabal se fue a disfrutar del campeonato de danzas vascas. Los participantes recibieron muchos aplausos, aunque sólo unos pocos ganaron el torneo. En aurresku, triunfaron Josu Sánchez, Aitor González y Aritz Lasarguren. En parejas, Asier Ibarguren y Garazi Gurrutxaga, Jon Ibarguren e Idoia Besaide, y Lander Campo y Haizea Ornaetxea. También los jóvenes talentos del deporte rural demostraron sus ganas, con el tronco y la piedra.

Hasta para los amantes del arte escultórico hubo una agradable sorpresa ayer: la presentación de la restauración del cancel del santuario, que formará parte del futuro Centro de Interpretación del Románico en Álava. Otro triunfo de Estíbaliz.