Vitoria/Madrid. La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal que traía a España a mujeres de Paraguay para explotarlas sexualmente en pisos y chalés ubicados en Pamplona, Santander, Bilbao y Vitoria por los que rotaban mensualmente con el fin de ofrecer "novedades" a sus clientes. Según una nota de prensa de la Dirección General de la Policía, la red criminal llegó a explotar a más de cien mujeres paraguayas en los últimos cuatro años. Aparte, las ganancias obtenidas por la organización ascendieron a un millón de euros en el último año, cifra que incluso se duplicó en años anteriores.

El inspector jefe de la Policía Nacional Pedro Bernardo, uno de los responsables de la operación, explicó ayer que las mujeres eran captadas a través de dos agencias de viajes oficiales situadas en las localidades paraguayas de Caaguazú y Ciudad del Este, donde les prometían trabajo como camareras en España. Algunas de las mujeres sabían que iban a ejercer la prostitución, aunque les decían que sólo tendrían que devolver el importe del billete cuando en realidad debían afrontar el pago de una deuda de 5.000 euros, apuntó el citado en la explicación de los pormenores de la operación policial.

Para garantizar el pago de la deuda, la organización criminal les pedía títulos de propiedad como avales y, en caso de que no tuvieran propiedades, los titulares de las agencias de viajes que han sido investigadas visitaban los domicilios de los familiares de las mujeres de modo intimidatorio para reclamarles la deuda. Las víctimas eran jóvenes madres de familia, con pocos recursos económicos y muy bajo nivel cultural, que venían a España con la promesa de ganar un dinero fácil en poco tiempo, subrayó el inspector.

Las mujeres rotaban mensualmente por los pisos y chalés, trabajaban veinticuatro horas al día y siete días a la semana y tenían un permiso de dos horas a la semana para hacer gestiones, en las que iban acompañadas por la persona de confianza del local. Cuando una mujer terminaba de pagar la deuda de 5.000 euros, podía seguir trabajando en el establecimiento repartiendo los beneficios al 50% con el dueño, pero también tenía libertad para dejar la organización.

Miembros de la red recorrían los pisos y chalés semanalmente para recoger las ganancias y "corregir los comportamientos de las mujeres que se salían de las normas" y sobre las que la organización mantenía un estricto control.

Al parecer, la organización criminal blanqueaba el dinero a través de un entramado financiero formado por más de quince sociedades articuladas en torno a dos sectores: el publicitario (con servicios de publicidad en autobuses y casas de citas) y la compraventa de vehículos (limusinas y otros coches de alta gama). Además, los miembros de la organización acudían a las entidades bancarias con las víctimas, a las que obligaban a abrir cuentas desde las que enviaban dinero a Paraguay como parte de la deuda contraída.

En la operación han sido rescatadas diecisiete mujeres y se ha detenido a once personas en España y doce en Paraguay. Además, se han efectuado once registros domiciliarios en ambos países. Los arrestados en el Estado son principalmente los dueños de los locales donde se ejercía la prostitución, mientras que los detenidos en Paraguay son los titulares de las agencias de viajes y sus trabajadores. En los registros tanto en las casas de citas como en domicilios particulares y las agencias de viaje en Paraguay, se ha intervenido dinero en efectivo de la recaudación semanal, que ascendía a unos 15.000 euros, y diversa documentación que acreditaba el control que tenían sobre las mujeres.

Las primeras pesquisas comenzaron en agosto de 2011 a partir de declaraciones de mujeres de origen paraguayo que, acompañadas de una ONG de ayuda a víctimas de trata de seres humanos, se pusieron en contacto con la Policía.

Detención de la Ertzaintza En otro orden de cosas, la Ertzaintza detuvo en la tarde del viernes a dos jóvenes de 19 y 22 años de edad por hurtar al descuido el dinero a una mujer de avanzada edad. Ocurrió a las 13.15 horas en Arana. Según los datos aportados, en el momento en que llegaba a su vivienda dos varones se ofrecieron para ayudarla a subir al portal el carro de compra. Una vez finalizado, ambos se marcharon de allí. La mujer se dio cuenta de que una cartera que portaba en un bolsillo del abrigo estaba abierta y le faltaba el dinero.