bruselas. El 4,6% de los productos etiquetados como vacuno y examinados por las autoridades sanitarias de los 27 países de la Unión Europea, en el marco de la macro operación lanzada el pasado 1 de marzo para evaluar la magnitud del escándalo de la carne de caballo detectada en lasañas y otros productos preparados, contiene trazas de este animal. Según los resultados publicados ayer por la Comisión Europea, Francia y Grecia son los dos países más afectados por el engaño con porcentajes que duplican y triplican la media europea. De los 353 test realizados en territorio galo, 47 dieron positivo, el 13,3% del total, mientras que en Grecia fueron 36 de 288, el 12,5%, las muestras en las que aparecieron trazas de equino.

En total, las autoridades europeas han realizado 7.259 test, 4.144 en una primera fase en busca de ADN de caballo en productos etiquetados como vacuno y otros 3.115 para identificar la presencia de fenilbutazona en los caballos sacrificados en los mataderos europeos. El resultado son 193 en la primera fase y 16 con el citado medicamento, un potente antiinflamatorio cuyo uso está prohibido en la cadena alimentaria. Para el comisario de salud y protección del consumidor, Tonio Borg, estos datos confirman lo que lleva meses insistiendo: "que se trata de un fraude alimentario y no de seguridad alimentaria".

De hecho, el Ejecutivo comunitario recordó ayer que tanto la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria como la Agencia Europea del Medicamento dejaron constancia el pasado lunes de que los riesgos asociados a este inflamatorio son bajos y que la probabilidad de que un consumidor pueda un buen día desarrollar anemia aplástica -una enfermedad que se manifiesta cuando la médula ósea deja de producir células sanguíneas- y estar expuesto a la fenilbutazona es de una por cada 100 millones. "La opinión de las dos agencias muestra que no hay preocupación en este sentido. Sería necesario comer cientos de filetes de carne durante meses para eventualmente sufrir problemas debido a la fenilbutazona", insistió ayer Frederic Vincent.

Este intento de tranquilizar a los consumidores europeos se basa en el resultado de los 3.115 controles realizados en los mataderos europeos. Exámenes que solo detectaron 16 positivos en toda la UE, el 0,51% del total. El grueso de ellos, 14, en Reino Unido, uno en Irlanda y otro en la República checa aunque quedan pendientes diez controles en Francia, nueve en Grecia y cuatro en Letonia. Con todo, solo británicos e irlandeses, donde estalló el escándalo, han examinado todas y cada una de las muestran que han llegado a sus mataderos. En el resto de los casos, el número de test oscilan entre un solo examen realizado en Chipre y los 374 de Italia.

radiografía muy variada En cuanto al ADN, la radiografía revela situaciones muy variadas. Los único países que parecen salvarse del escándalo son Bélgica, Bulgaria, Irlanda, Malta, Eslovaquia y Reino Unido donde ninguna de las muestras analizadas ha dado positivo. Más allá de Francia y Grecia, en Dinamarca 9 de las 99 muestras etiquetadas como vacuno contenían caballo (9%). En Estonia de los 11 test realizados uno dio positivo (9%), en Bulgaria 8 de 100 (8%), en Lituania 4 de 53 (7,5%), en Letonia 7 de 70 (7%), en Luxemburgo 1 de 16 (6,2%) y en Hungría 5 de 102 (5%). Otros países que habrían dado positivo son España, tal y como anunció el gobierno el lunes, con 8 casos detectados en 189 muestras y Alemania con 29 de 878 test.

Consciente de lo mucho que se juega, también la industria alimentaria ha realizado autocontroles para detectar posibles restos de equino en sus productos. En total, 7.951 test en diez países de la UE de los que 110 dieron positivo, es decir, el 1,38% de los casos. El grueso de las pruebas se realizaron en Reino Unido (5.430 y 44 positivos), Irlanda (1.228 y 3 positivos), Rumanía (594 y 7 positivos), Italia (388 y 28 positivos), Alemania (156 y 12 positivos) y España (78 y 6 positivos). Sin embargo, solo en dos países realizaron controles de fenilbutazona, dos en Alemania y uno en España, con resultado negativo en ambos casos.

Aunque la postura de las autoridades de Bruselas es que no hay ni riesgos para la salud ni problemas sanitarios, el comisario Borg reconoció ayer que es "de vital importancia" recuperar la confianza de los consumidores europeos en la seguridad de la cadena alimentaria y también la de los socios comerciales de la Unión Europea "dado que el sector alimentario es el sector económico individual más importante" del club. La intención ahora de Bruselas es presentar "en los próximos meses" nuevas medidas para reforzar los controles, incluidas sanciones económicas disuasorias. Los expertos de los Veintisiete países examinarán este mismo viernes, en el marco del comité permanente de la cadena alimentaria y salud animal, los resultados y determinarán si son necesarias nuevas medidas para evitar más fraudes en el sector alimentario.