gasteiz. Dice el refrán que en el pecado se lleva la penitencia. En el caso de la debacle económica en la que está sumido el Estado español, el pecado fue el ladrillo, y ése es a día de hoy uno de los lastres que impiden a la gente salir del pozo. A él se debe un porcentaje significativo de los seis millones de parados -sobre todo, los del inicio de la crisis, ahora ya sin subsidio con el que dar de comer a sus familias-. También a él se debe la burbuja bancaria que llenó las entidades de porquería financiera, circunstancias que contribuyen a que se esté expulsando a la gente de sus casas en un país lleno de pisos vacíos. La salida a todo este círculo infernal no parece cercana, según los propios profesionales del sector. El Índice de Confianza Inmobiliario de la Sociedad de Tasación correspondiente al primer trimestre del año arroja un pesimismo generalizado entre los 700 profesionales encuestados en Euskadi.

Sobre una puntuación máxima de 100, la confianza de estas personas que, no se debe olvidar, viven día a día y en primera persona la actualidad del sector, es de 28,3 puntos, un rotundo suspenso que se califica por sí solo pero que se describe mejor si se explica que, además, la nota ha caído tres décimas con respecto a los últimos tres meses del ejercicio de 2012.

Traducido a conceptos entendibles por el ciudadano, sobre todo por aquellos que llevan años tratando de deshacerse de ese piso que un día creyeron poder pagar, esa nota de 28,3 significa que los precios van a seguir cayendo. La cifra no es una simple estimación. Se construye a partir de siete categorías de las que la valoración final es un promedio. Para empezar, los profesionales del sector inmobiliario votan con 29,4 puntos -frente a los 30,7 del último trimestre del año pasado- a la evolución de la economía en Euskadi. El dato es más negativo si se tiene en cuenta que a finales de 2012 se había logrado revertir la tendencia y la nota había subido con respecto al verano pasado.

La evolución de promociones y suelos se vota con 26,5 puntos, una subida de casi dos puntos con respecto a la última encuesta, pero aún inferior a la nota otorgada a inicios de 2012, cuando los profesionales se veían más capaces de mover el mercado en el corto plazo. A la evolución de la residencia habitual, por su parte, se le vota con un 26,5 sobre 100. Así pues, la expectativa con respecto al grueso de la venta de pisos no cae, pero sigue siendo menor que la del año pasado por estas fechas, como ocurre con las promociones en general.

En las segundas residencias es donde se vislumbra una tímida luz al final del túnel. Los profesionales del sector inmobiliario dan una nota de 20,2 a la expectativa de venta de casas de playa y montaña, frente al 16,9 de diciembre y el 11,3 que le dieron en el primer trimestre del año pasado. La mejora en las perspectivas es en este caso tan evidente como lo es la caída de los precios de la vivienda en Euskadi, que pierde tres puntos de valoración entre los profesionales desde diciembre (de 24,9 a 22).

El stock de vivienda, por su parte, se mantiene estable, aunque sigue tres puntos por debajo de la valoración de 50 que se le otorgó hace ahora un año. Por último, los locales comerciales caen un punto y medio en el último trimestre, pasando de 25 a 23,4. El año pasado los profesionales vascos del sector inmobiliario votaron con cuatro puntos más el campo de las lonjas, en pleno declive ante las nulas perspectivas de mejora de la economía.