oRLANDO Romero no ha ganado la guerra que le enfrenta a Banesto, pero en la crucial batalla que se libraba ayer salió vencedor y ahora cuenta con un tiempo indeterminado para tratar de judicializar su caso y así, cuando menos, ampliar los plazos antes de perder su vivienda de la calle Errekatxiki de la capital alavesa.

A las 10.30 horas, Orlando y la entidad bancaria estaban citados en una notaría del centro de Vitoria para formalizar la oferta de subasta privada del piso que este ecuatoriano compró en 2004. Banesto no hizo acto de presencia, pero sí entregó un sobre en el que mantiene su oferta, pese a las intensas negociaciones desarrolladas la semana pasada para evitar el desahucio. Este autónomo en paro y con dos hijas a su cargo se presentó, por su parte, arropado por un centenar de miembros y simpatizantes de la plataforma Kaleratzeak Stop Araba, dispuestos a colocar los focos de la opinión pública sobre un acto notarial que, finalmente, quedó aplazado.

Orlando dispone ahora de tiempo para presentar una demanda en la que reclamará ir por la vía judicial, lo que dilata el proceso de desahucio de los tres meses que, como máximo, tarda en ejecutarse un alzamiento por la vía privada, al año y medio de que dispondrá si logra llevar el caso al juzgado.

El aún propietario del piso lo compró por 250.000 euros. Durante los dos primeros años, Orlando pagó cuotas de 1.600 euros mensuales, luego el pago se redujo a 1.400, y en los dos últimos años abonó casi 900 euros para ir saldando su compromiso. Sin embargo, el estallido de la burbuja inmobiliaria se cruzó en su camino, se quedó sin empleo y le fue imposible seguir pagando el crédito. Los intereses de demora iban incrementando la pella de forma implacable y su situación se tornó dramática. Entonces Banesto optó por la vía privada para quedarse con el piso sin merma alguna en la deuda de 190.000 euros que ata al desempleado y a la entidad bancaria.

Orlando es una persona orgullosa, en el buen sentido de la palabra. No quiere recurrir a las ayudas sociales, quiere trabajar. No quiere quedarse a vivir gratis en la que todavía es su casa, quiere saldar su deuda entregando las llaves al banco. Ésa es la única preocupación de este hombre, que se ve capaz de asumir un alquiler económico y seguir adelante con su vida, con el objetivo último de regresar a su país limpio de deudas, aunque sea sin un euro en el bolsillo.

"Siempre he sido contrario a solicitar ayudas sociales y no me gustaría pedirlas ahora, yo quiero un trabajo estable y desde luego una solución con el banco, que se quede con el piso pero que no me hagan esta subasta extrajudicial", reclama este vecino de Judimendi.

La causa de Orlando y de tantos otros afectados por la Ley Hipotecaria española ha recibido un espaldarazo sin precedentes con el dictamen del Tribunal Europeo de Justicia del pasado 14 de marzo, que califica el texto de abusivo e ilegal. El Estado no está obligado a modificar la Ley, pero cada vez que un caso de desahucio vaya a los tribunales los abogados de los afectados podrán esgrimir la resolución europea para hacer valer los derechos de sus defendidos. Es, de hecho, lo que está haciendo Kaleratzeak Stop Araba, que ayer entregó al notario un escrito -que se está distribuyendo por juzgados y entidades bancarias de todo el Estado- en el que apela al dictamen europeo para pedir la paralización del desalojo de Orlando.

"Ahora existe un argumento que no evita que la gente pierda la casa, pero sí retrasa mucho el procedimiento, hace que el juez pueda intervenir para estudiar las cláusulas abusivas y reducir la deuda de la gente aunque no pueda detener definitivamente el desahucio", señala al respecto Aimar Sáez de Buruaga, portavoz del colectivo. El propio Orlando es consciente de que "por la vía judicial quedaría con una deuda muy pequeña, y así cambia mucho la cosa", aunque no renuncia a seguir pidiendo la dación en pago.

llamada a la ertzaintza Tras la concentración de la plataforma frente a la notaría tocaba visitar la sucursal de Banesto de la que es cliente Orlando para entregar el escrito. No fue posible en primera instancia pues, según afirma Sáez de Buruaga, la entidad cerró sus puertas con varios clientes dentro durante al menos veinte minutos. Kaleratzeak Stop tuvo que llamar a la Ertzaintza para que Orlando pudiera acceder a la sucursal y entregar el escrito. "Si lo hacemos nosotros es detención ilegal", criticó el portavoz de la plataforma en relación al cierre del banco.

Kaleratzeak Stop Araba hace una lectura positiva de la movilización de ayer, pero no se deja llevar ni mucho menos por la euforia. "Nosotros íbamos a por todo y hemos conseguido algo intermedio, hemos ganado tiempo. Ahora, si siguen empeñados en hacer la subasta, para ponerla en marcha necesitan dos o tres meses", explicó Sáez de Buruaga.

La visión de Orlando del día de ayer es muy similar. "Por lo menos tenemos un respiro", señaló el afectado, quien está seguro de que sin la presión ejercida por Kaleratzeak Stop Araba y la repercusión que su caso ha tenido en medios como DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA el banco se habría quedado con su casa y él con su deuda íntegra.

"El mismo notario decía que él no tiene nada que ver, pero es lo que hay, siempre las ventajas las tiene el banco, tiene las de ganar", y por ello ha sido tan importante "toda la gente que se ha involucrado incondicionalmente y la prensa; hay que apoyar a la gente con problemas, porque lo que están haciendo los bancos es una barbaridad", concluyó.