VITORIA. ¿Trato de favor, error en los controles o ejemplo de normal funcionamiento? Cualquiera de las tres variables podría revestir los hechos acaecidos en el seno de la Policía Local esta semana. O, mirado desde otro punto de vista, dejarlos desnudos. En cualquier caso, las circunstancias apuntan a que la dirección del cuerpo ha primado a un agente para su inclusión en un grupo para la realización de prácticas en la sede de la Academia Vasca de Policía y Emergencias. En principio, el caso no conllevaría mayores derivadas, salvo por el hecho de que el beneficiario de la medida incumple, según denuncian fuentes del cuerpo policial consultadas por este diario, con los requisitos para participar en una formación llamada a añadir méritos a las carreras laborales de los participantes. Y eso, traducido a lenguaje mundano, significaría que habría otros policías que sí cumplen con lo establecido que habrían resultado damnificados injustamente. Sin embargo, desde el Gobierno municipal, en manos del PP, se descarta cualquier aspecto anómalo en las decisiones adoptadas.
Sea como fuere, las mismas fuentes antes referidas, que prefieren mantener el anonimato, desvelan a este medio, además, más dudas sobre el proceso. No en vano, explican que desde el equipo de gobierno ya se intentó el pasado año la misma maniobra y con el mismo protagonista, para más inri, delegado sindical por una de las centrales con representación en el cuerpo. No obstante, entonces, desde Arkaute se comprobó que el citado no cumplía con los requisitos necesarios, circunstancia que provocó la denegación de su solicitud.
Para explicar esta información hay que resaltar que en el seno de la Policía Municipal existe una serie de agentes, con formación específica, que se encargan de instruir a sus compañeros en materia de tiro policial. Precisamente, para esos policías (los instructores) están pensadas las prácticas de monitores en el centro formativo de Arkaute.
Sobre el particular, una nota interna del cuerpo policial, en concreto, la numerada como 2013-045 dispone la información sobre la referida formación. El documento -Monitores de tiro policial en el Servicio de Policía Local-, al que ha tenido acceso este rotativo, está suscrito por el actual director general del Departamento de Seguridad Ciudadana, Jesús María Muro Prat. Una práctica, la de la firma del director del área, inusual, ya que acostumbra a ser el comisario jefe el que da el plácet a todas las comunicaciones internas y funcionales o, en su defecto -por ausencia de éste, como es el caso, ya que la jefatura está vacante en la actualidad-, por el segundo al mando. Sea como fuere, la información, aún datada el 18 de marzo, se conoció en sede policial de Aguirrelanda el día 19 por la tarde, unas horas antes del inicio de las prácticas en Arkaute, que se extendieron hasta el día 20. El texto explica que durante el pasado ejercicio fueron cuatro los agentes con catalogación de monitores los encargados de tutelar las prácticas de tiro de los integrantes del Servicio de Policía Local de la capital alavesa. Sin embargo, para este año, las condiciones han cambiado. La nota interna certifica que tras una reunión previa llevada a cabo con responsables del centro formativo de Arkaute se ha tomado la determinación de formar a 10 monitores, entre ellos, los cuatro ya existentes. La sorpresa llega, precisamente, cuando en el listado de los agentes elegidos para la formación, aparece el nombre correspondiente al número de placa 269, que pertenece al agente cuestionado.
"Se ha determinado mantener a estos cuatro monitores que ya cuentan con experiencia y ampliar el listado, en primer lugar, con aquellos monitores que también tenían experiencia en impartir formación en este Servicio (y que han manifestado su deseo de hacerlo este año) y a continuación, con aquellos monitores que por orden de aptitud, superaron el Curso de Habilitación de Tiro de Policía Local desarrollado en estas dependencias del 23 al 27 de abril de 2012". Claro y conciso. Así explica el documento interno la forma de regir la formación de marras.
Y, precisamente, en la claridad y concisión, es donde aparecen las dudas. Según las fuentes policiales consultadas, entre el 30 y el 31 de mayo de 2012 se realizó en el seno de la Guardia Urbana un curso básico de tiro para realizar una pequeña evaluación a los agentes. En dicho control, a los agentes se les calificaba en dos grados o niveles de pericia o aptitud: el 0 (inferior) y el 1 (superior). Según los citados portavoces, el agente en cuestión se quedó en la catalogación de 0, es decir, no apto para el nivel 1.
Es más, en el documento interno que incluye en el listado de elegidos para la formación de Arkaute se especifica que participarán en el mismo aquellos que hubieran superado el Curso de Habilitación de Monitores de Tiro en Policía Local. El último curso de estas características tuvo lugar a finales de abril del pasado año. Y el agente presuntamente ensalzado no es que no lo aprobara, es que no asistió. Si hace un año no cumplía con los requisitos, en éste, obviamente, tampoco. "Un año después, sin curso ni orden de prelación, sale la formación de Arkaute y lo vuelven a incluir. No responde a criterios objetivos", explican las fuentes del cuerpo.
Al parecer, en el interior de la Guardia Urbana se conoce que el agente interpelado presentó en su momento como formación acreditativa de su pericia de tiro un diploma de asistencia en un curso especial celebrado en un centro de adiestramiento de la Guardia Civil en Logroño en el año 2006. El citado diploma el pasado año no se consideró. Éste, sin embargo, parece haber obrado un efecto positivo a la hora de ser considerado.
Acreditación no válida Consultado el equipo de gobierno municipal por los hechos que se describen sobre estas líneas, sus portavoces trasladaron a este diario su extrañeza por la denuncia emitida en el seno de la Policía Municipal. En la misma comunicación, y haciendo eco de palabras previas del subcomisario José Antonio Ferreiro, las fuentes consistoriales defendieron la normalidad de las medidas adoptadas, las cuales se enmarcarían en los procesos habituales de reciclaje profesional de los agentes. También señalaron que en la actualidad hay una bolsa de 15 instructores y que este año se ha decidido enviar a 10 agentes a la formación de Arkaute por cuestiones de operatividad policial, como pérdida de horas de trabajo y similares.
Sobre estas palabras, ahora se abre otra interrogante, precisamente, resaltada por integrantes de la Policía Municipal. Es evidente que existe una lista con 15 agentes. Pero, ¿está el interpelado entre ellos?