Vitoria. Si hay un sector proclive al fraude y la impunidad laboral en Álava y el resto de provincias vascas, sin excepción, ése es el de Servicios. El lamentable caso de la trabajadora de la limpieza que hace semanas falleció en Vitoria al caerse de una escalara en el portal donde trabajaba es sólo un ejemplo. Tan triste y denunciable como la situación en la que se encuentran la mayor parte de las mujeres que se dedican a limpiar en comunidades como la de la plaza de la Provincia, escenarios donde, por norma, estas trabajadoras ni están aseguradas ni por supuesto formadas en la gestión de una mínima prevención de riesgos. "Es el descontrol absoluto", critica Conchi Castillo, la responsable de la Federación de Servicios de CCOO, que exige mucho más control a las autoridades competentes y desde luego una implicación "más destacada" de la Inspección de Trabajo "cuando les ponemos en la pista que una comunidad de vecinos está desarrollando una actividad fraudulenta, a pesar de que la limpiadora lo haya aceptado". Sólo de este modo, añade esta representante sindical, se podrían evitar casos como el de la última víctima. Pero no es fácil, ni mucho menos. En épocas de estrecheces como las actuales, es habitual que empleadas poco cualificadas como éstas se vean obligadas a aceptar "lo que sea y en las condiciones que sean", lo cual explicaría la existencia de trabajadoras capaces de limpiar hasta veinte portales en un día cuando supuestamente, y en el mejor de los casos, su contrato laboral es de media jornada, unas cuatro horas.

Denuncias y 'dinero b' Castillo insiste en apuntalar los mecanismos de control en éste y otros campos parecidos mientras atiende a María, (nombre ficticio), una colombiana de 44 años que acaba de ser víctima de un contrato falso por parte de la empresa de limpieza en la trabajaba desde hacía diez meses. "En este sector está todo un poco más controlado, pero aún y todo se dan casos como éste donde se están aprovechando de trabajadores vulnerables", añade Castillo. En este caso, la empresa realizó un contrato laboral de cuatro horas semanales a la limpiadora cuando en realidad trabajaba casi el cuádruple, ahorrándose en consecuencia el empresario la parte restante de la Seguridad Social y del salario, que abonaría, supuestamente, en dinero B. Explica Castillo que el tema se arreglará antes de pisar el Juzgado, abonando la empresa a la limpiadora el dinero que nunca le entregó por su trabajo.