madrid. "El desequilibrio entre la ingesta de alimentos y la actividad física es lo que lleva a la obesidad. En este equilibrio, el sedentarismo casi pesa más que la sobreingesta. Aunque estos no sean los únicos elementos que derivan hacia la obesidad: la genética y los factores ambientales también tienen su importancia", asegura el profesor Javier Salvador, director del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Universidad Universitaria de Navarra (CUN) y presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEN).
En el Estado español, un cuarto de la población -el 23%- padece obesidad y más de un 60% tiene sobrepeso, una cifra que en el caso de las personas mayores de 65 años se incrementa hasta el 81%.
Teniendo en cuenta estos datos alarmantes y que uno de los problemas más graves de los países desarrollados es el sedentarismo, asociado a la falta de actividad física, expertos como el doctor Salvador demandan en el abordaje de esta epidemia del siglo XXI una respuesta coordinada de todos los agentes implicados. "La prevención desde la infancia es fundamental, involucrando en ello a la familia, el colegio, la industria alimentaria...será la única forma de atajar en origen y controlar la obesidad"
En esta línea, los especialistas advierten que el sobrepeso y la obesidad son un problema de salud pública de primera magnitud que además genera un importante coste sociosanitario. "Una situación que incrementa, asimismo, el riesgo de sufrir otras muchas enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, dislipemia, apnea del sueño, problemas cardiovasculares y gota, entre otros", añade el doctor Salvador, quien participó junto a otros especialistas en una sesión científica sobre Nutrición e Hidratación, organizada por la Academia de Medicina (RANM), que contó con el apoyo de Aquarius y Coca-Cola España.
para una buena salud Una de las conclusiones de la Jornada y el mensaje que los nutrólogos quieren transmitir es que una buena nutrición y una adecuada hidratación, unidas a la práctica de ejercicio diario, son las claves para lograr una buena salud.
Pero sin olvidar otros factores de incidencia. En algunas personas existen alteraciones hormonales que les provocan el desarrollo de más obesidad; la edad también juega a favor. "A medida que se va envejeciendo la probabilidad de tener obesidad es el doble. El estrés es otro factor determinante. No se suele tener muy en cuenta, pero cualquier tipo de estrés: laboral, conyugal, el derivado de un problema psiquiátrico, suelen facilitar que la regulación de la alimentación sea distinta. También el dormir mal favorece la obesidad, ya que altera las hormonas que controlan la alimentación", explica didácticamente el profesor de la Clínica Universitaria de Navarra.
Como reconoce el doctor Salvador, todos estos factores son evitables, o al menos modulables. "El trabajar en exceso no es bueno, hay que controlar la actividad y realizar algo de ejercicio físico. En este sentido, tampoco hace falta ser un fanático del cuerpo. Suelo recomendar cosas factibles; no se puede recomendar una actividad física que no se llevará a cabo al no poderse incorporar a la vida diaria", añade.
En primera instancia se recomiendan a los pacientes medidas higiénico-dietéticas como disminuir la ingesta calórica o incrementar el ejercicio físico, "si esto no es suficiente", hay que recurrir a terapias farmacológicas. "Hoy en día estos tratamientos se limitan al inhibidor de la absorción de lipasas gastrointestinales orlistat. Acaban de aprobar dos medicamentos en EE.UU., pero aún no están disponibles en Europa", subraya, al tiempo que reconoce que "las alternativas son mejorables. Tenemos poco arsenal para ayudar a estos pacientes; no estamos muy satisfechos de los resultados".
En los casos de obesidad mórbida -pacientes con un Índice de Masa Corporal (IMC) por encima de 40-, las complicaciones son más graves y se presentan en un periodo más reducido de tiempo. En este caso, según ha explicado el presidente de la SEEN, "los tratamientos convencionales no suelen ser eficaces, por lo que se opta por otros procedimientos entre los que se encuentra la cirugía bariátrica".
En los tratamientos de obesidad, el doctor Salvador considera imprescindible la valoración individual del paciente, "según las características de su enfermedad, las complicaciones y sus circunstancias personales se decide qué tratamiento es el más apropiado en cada caso", argumenta. "Hay que escuchar al paciente, saber si tiene problemas de estrés, si duerme bien si tiene una alimentación equilibrada. No me gustan los planes drásticos, porque no se pierde grasa y no mejora la salud. El ejercicio físico polariza la pérdida; es una garantía de salud", añade.
El profesor insiste en la necesidad de activar mensajes que transmitan con claridad que la obesidad no es cuestión solo de peso, sino de vivir menos, con una calidad peor y con una probabilidad creciente de padecer diabetes, apnea del sueño y todo cáncer. "Hay que ser conscientes de esto", apostilla.
los líquidos El especialista destaca también la importancia de una correcta hidratación que garantice las cantidades de líquidos necesarios para el organismo y el equilibrio entre las pérdidas e ingestas que se realizan. "Es necesario hidratarse bien, pero vivimos tan deprisa que no solemos tener mucho tiempo para beber líquidos en abundancia. Con el exceso de trabajo muchas personas descuidan la ingesta de líquidos. Además, en la infancia y en las personas mayores hay que tener mayor cuidado, pues los mecanismos reguladores de esta ingesta no están activos y pierden la sensación de sed corriendo el riesgo de deshidratarse. Los líquidos son un mecanismo imprescindible de defensa, por lo que es importante asumir que una persona debe ingerir dos litros y medio, sobre todo en ambientes calurosos", subraya el experto.
Además de la ingesta directa de líquidos para lograr una buena hidratación es preciso consumir alimentos adecuados. Menos las bebidas alcohólicas, la mayoría tienen capacidad de hidratar. Los expertos aconsejan los alimentos vivos y los que tienen alto contenido de agua: frutas, verduras y legumbres; así como los zumos de fruta naturales, sobre todo en ayunas, y los diluidos en agua, como caldos e infusiones. Porque comer sano también es beber abundante y sano.
l "Menos plato y más zapato". Una buena nutrición y una adecuada hidratación, unidas a la práctica de ejercicio diario, son las claves para lograr una buena salud. En definitiva, "menos plato y más zapato". Este es el sencillo pero útil mensaje que los expertos quieren trasladar a la ciudadanía.
l Necesidades de líquido. Para el buen funcionamiento del organismo son necesarias tanto una correcta hidratación como una buena alimentación. De hecho, las necesidades de líquido de cada persona no solo dependen del género y edad, sino de otros factores como la actividad física, el tipo de trabajo y la temperatura y humedad del ambiente.
l El peso. Dos tercios del peso de una persona son agua, y el aporte dietético de la misma debe venir a partir de las bebidas así como de los alimentos que se ingieren. Una correcta hidratación pasa por garantizar las cantidades de líquidos necesarios para el organismo y por buscar el equilibrio entre las pérdidas e ingestas que se realizan.
l Una buena hidratación. Pasa además por un consumo adecuado de alimentos. Los expertos aseguran que cualquier alimento o bebida, menos las alcohólicas, con un contenido mínimo de agua del 80%, se puede decir que tienen la capacidad de hidratar, es decir, de aportar líquido al organismo. En este grupo estarían las frutas, verduras, ensaladas, caldos y sopas, infusiones, leche, zumos, refrescos, etc.
l La deshidratación. Puede causar sensación de confusión y de fatiga, somnolencia, mayor riesgo de caídas, infección del tracto urinario, formación de cálculos renales, problemas dentales, trastornos broncopulmonares, estreñimiento... Los expertos alertan que incluso, si la carencia es elevada, puede llevar al colapso y a la muerte. De hecho, se ha comprobado que la falta de líquido durante más de 12 horas puede provocar dolores de cabeza y que, por el contrario, la ingesta de líquido en personas con cefaleas reduce su duración e intensidad.
l Dos litros y medio. Hidratarse en bueno para la población. En especial ancianos y niños no deben descuidar la ingesta de líquidos, que los expertos cifran en 2,5 litros al día.