Bilbao. El próximo jueves 14 de marzo, el testigo de Korrika comenzará a pasar de mano en mano recorriendo decenas de municipios de Euskal Herria. El pistoletazo de salida de la 18ª edición se dará en Andoain y numerosas personas vigilarán expectantes que la llama no se apague hasta que el domingo 24 de marzo llegue a Baiona. "Son once días con sus once noches, con buen tiempo o con malo. Y en todos los kilómetros hay alguien esperando el testigo", comenta Edurne Brouard, directora de Korrika, quien reseña la importancia de la simbología que envuelve a cada participante. "Todas las manos y todos los pies que corren son necesarios para sacar adelante cada edición". La llama que ilumina Euskal Herria se cuela en las calles cada dos años. "La idea viene del simbolismo de los Juegos Olímpicos pero Korrika no se para ni pernocta", garantiza Brouard.
Cuando la meta de Baiona acoja el último relevo se pondrá fin a la edición en la que Korrika cumple la mayoría de edad. Y este año ha querido rendir un merecido homenaje a todos aquellos que día a día se esfuerzan en aprender euskera. Son los alumnos de los euskaltegis los que recibirán tributo en Korrika. "Nos parece que tenían que ser homenajeados por el esfuerzo físico y económico que realizan. Nos parece vergonzoso que una sociedad con una lengua propia todavía cobre esas cantidades de dinero a la gente que quiere aprender ese idioma", apunta Brouard. "Con el lema Eman euskara elkarri queremos decir que tenemos una lengua y una cultura propia que nos permite construir una sociedad en nuestra lengua. Debemos dárnosla los unos a los otros. Y por ello, creemos que teníamos que darles las gracias a esas personas", incide la directora de Korrika.
Las redes sociales ya se implantaron en la anterior edición y este año han dado un paso más gracias a las nuevas tecnologías. De esta manera, una aplicación para móviles acercará a todos aquellos que quieran saber por dónde transcurre Korrika en un momento concreto y su cercanía al punto en el que se encuentre. Además, esa aplicación permitirá disfrutar de un juego sobre este evento. "Es una manera de estar con los tiempos. Korrika se va amoldando a la época y procuramos que todas las ediciones presenten alguna novedad", explica Brouard. Un proyecto transmedia, elaborado en colaboración con varias instituciones, o una gincana invitarán al público a conocer un poco más qué hay en Korrika.
Una edición más no faltarán a su cita las caras conocidas que quieren apoyar el euskera. "Una de las grandes actividades de Korrika es que aúna a todo ese pueblo que está a favor del euskera", apunta Brouard, que subraya que "hay infinidad de kilómetros que están recorridos por personas anónimas, grupos culturales, deportivos... Y ahí la gente que es conocida en el pueblo toma parte". Sin embargo, hay nombres que siempre demuestran su respaldo. "La consejera de Educación, Política Lingüística y Cultura correrá, los diferentes partidos políticos... Y en Bilbao, tradicionalmente, corre el Athletic, que dependiendo de cuándo pase y en función de los partidos será el masculino o el femenino", detalla la directora, que confía en que Andrés Urrutia, presidente de Euskaltzaindia, "porte el testigo" en Baiona.
situación del euskera A pesar de que más de 35.000 personas aprenden el idioma en Euskal Herria y que poco a poco el uso se está extendiendo, en algunas zonas "está en peligro eminente de desaparición". "El euskera está regido por diferentes administraciones. Tenemos tres administraciones que realizan políticas lingüísticas diferentes", matiza Brouard, que es consciente de que las "situaciones sociológicas de cada territorio" no son iguales. Pero tiene claro en qué lugares el mantenimiento del euskera es más preocupante. "En Iparralde es una lengua en riesgo de muerte. En muchas zonas de Navarra, con un gobierno que legisla expresamente en contra del euskera, la situación es alarmante. En la comarca de Pamplona, hay niños que no pueden ir al modelo D porque en la zona mixta hay zonas en las que el modelo D existe y otras en las que no. En la Ribera navarra hace tiempo que se perdió el euskera pero en zonas donde todavía existe, las dificultades son importantes". "Las luces rojas no se han apagado", sentencia.
Sin embargo, no todo son malas noticias para el euskera. "En los últimos años ha mejorado ostensiblemente el conocimiento", explica Brouard, que se muestra clara a la hora de identificar la "gran asignatura pendiente" de la lengua: "la utilización habitual". Esas "luces rojas" que se mantienen encendidas en algunas zonas contrastan con la impresión que tiene Brouard respecto al futuro del euskera en general. "Estoy segura de que el euskera no va a desaparecer porque tenemos un pueblo que ha demostrado que quiere mantener el euskera y lo demuestra cada vez que tiene la oportunidad de movilizarse para que no pase".
A pesar de las dificultades que atraviesa la lengua vasca, Brouard tiene la esperanza de que durante once días "las calles de Euskal Herria se llenen de gente para participar y recibir a Korrika" demostrando que el apoyo traspasa las barreras.