Vitoria. La Ertzaintza ha detenido a dos varones de 21 y 22 años, acusados de haber robado combustible del depósito de un camión estacionado en la localidad de Espejo. En el interior del turismo en el que fueron interceptados llevaban varios bidones de 50 litros, uno de ellos lleno de gasoil, un embudo y distintas gomas empleadas para succionar el combustible.

Sobre las 22.30 horas del jueves, la Ertzaintza fue alertada por vecinos de la localidad alavesa de Fontecha, donde al parecer dos individuos estaban robando gasoil en un vehículo estacionado. Los testigos señalaron a los agentes que los autores disponían de un turismo que había sido visto en anteriores ocasiones que se habían producido robos similares en la zona de Valdegovía. Minutos después, una patrulla detectaba un turismo sospechoso en la carretera hacia la localidad de Puentelarrá. Al hacer caso omiso a las indicaciones de los ertzainas, el vehículo trató de huir acelerando la marcha, por lo que los agentes tuvieron que interceptarlo mediante una maniobra de adelantamiento y bloqueo.

Al tiempo que identificaban a sus dos ocupantes inspeccionaron el interior del turismo, donde localizaron una garrafa de 50 litros llena de gasoil, otros dos bidones de igual capacidad vacíos, junto con un embudo y varias gomas. Estas últimas utilizadas presumiblemente para succionar el gasóleo. Según se ha podido comprobar, el combustible procedía del robo a un camión cometido previamente en Espejo, tras romperle el tapón del depósito de combustible. Unos de los arrestados en considerado delincuente habitual, y a los dos se les acusa de un delito de robo con fuerza.

Por otro lado, el equipo de Bomberos de Vitoria intervino el jueves en la calle Beato Tomás de Zumárraga por un incendio en un sótano de calderas. A su llegada, los operarios habían sofocado el fuego, pero se decidió precintar el lugar debido a las concentraciones de monóxido de carbono. Según el Ayuntamiento, dos empleados de calderas estaban cortando un depósito de gasoil cuando se incendió. El fuego causó gran cantidad de humo y gases, así como presencia de CO de hasta 500 ppm. Al llegar al lugar, hicieron salir con urgencia a los dos trabajadores, llamaron al técnico de guardia y prohibieron la entrada al sótano a cualquier persona ajena al servicio.

Después de un tiempo considerable de ventilación, se consiguió rebajar la concentración de monóxido. No obstante, dada la dificultad de extraerlo en su totalidad, se optó por precintar el acceso al lugar hasta que desaparezca y se presenten "medidas laborales adecuadas" por parte de la empresa.