Vitoria. Lejos quedan los tiempos en los que las excavadoras y apisonadoras allanaban kilómetros y kilómetros lineales del territorio alavés para construir nuevas vías de comunicación a cargo del erario público. Con la AP-1 ya en marcha, la N-240 reformada, la tristemente famosa legua del rey fuera de la red principal y las arcas de la Diputación casi con telarañas toca apretarse el cinturón y limitarse a mantener lo que hay en la mejores condiciones posibles, lo cual tampoco es una cuestión baladí. Mantener una carretera cuesta mucho dinero, y de hecho en estos tiempos de estrecheces el ahorro en seguridad vial ya se deja ver en muchos tramos a lo largo del Estado en los que incluso la hierba empieza a dejarse ver por entre las grietas del asfalto.
En Álava, al menos, se evitará llegar a esa situación durante los dos próximos dos años. El Departamento de Obras Públicas y Transportes de la Diputación invertirá 7,2 millones de euros para mantener en condiciones la red viaria alavesa, que sigue contando con puntos negros como la A-124 que une Armiñón con Haro, pero que al menos mantiene los estándares de calidad de los que dependen tantas vidas. La inversión, afirmó ayer la diputada del ramo, Alicia Ruiz de Infante, se mantiene en cifras similares a las de la anterior contratación, y además se añaden nuevos servicios como la incorporación de dos nuevas máquinas quitanieves, la obligatoriedad de los adjudicatarios de contratar un personal laboral y un parque de vehículos mínimos, la exigencia de una serie de instalaciones de trabajo, y la inclusión en la contrata de la red vecinal, que supone añadir 376 kilómetros a los poco más de 1.000 que se externalizaban hasta ahora. Anteriormente eran los propios trabajadores de la Diputación los que se encargaban de estos caminos rurales.
Para realizar la adjudicación se ha dividido el territorio en dos partes, este y oeste, con la N-240 y la A-2124 como líneas divisorias. Así, la conservación de las vías en la zona este le corresponderá a Yárritu, y en el área oeste será la UTE formada por API Movilidad, Estévez Conductos Subterráneos y Firmes Alaveses la encargada de desarrollar los trabajos.
Cada una de las adjudicaciones tiene un monto de 3,6 millones, 2,7 de ellos para gasto corriente y 922.000 euros destinados a inversiones. En el primer capítulo se incluye la vigilancia de las carretera, la gestión de las emergencias, la conservación ordinaria, las siegas, podas y otros trabajos que se desarrollan en los bordes de las carreteras, así como el mantenimiento de la señalización, el balizamiento o las barandillas. En cuanto a inversiones, se instalarán nuevas señales, se reparará el pavimento de algunas vías y se construirán bordillos e isletas.
"Hay que mantener los mismos parámetros de calidad, y además este tipo de inversiones son un ahorro para el futuro", señaló Ruiz de Infante, que está a la espera de analizar el último informe sobre puntos negros en la red viaria alavesa para concretar dónde habrá que gastar más dinero.
Por otro lado, la diputada aseguró que la AP-1 cerrará 2012 sin un movimiento significativo de usuarios. A falta de conocer los datos del último trimestre, Ruiz de Infante afirmó que las cifras se elevarán o reducirán en alrededor de 1% con respecto a 2011.