Vitoria. El mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo. Bajo este lema se desarrolló ayer en Vitoria el maratón de firmas en defensa de los derechos humanos, día que de forma oficial se celebra el lunes. El grupo de Vitoria se apostó en la plaza del museo Artium, entre las 17.30 y las 20.00 horas, por tres casos concretos de vulneración de los derechos más básicos: Girifna, un movimiento de jóvenes universitarios que aboga por la resistencia no violenta al gobierno de Sudán; Laísa Santos Sampaio, defensora medioambiental en Brasil, e Igor Kalyapin, presidente de una organización de derechos humanos rusa. Además, contaron con la animación del grupo de batucada Kumbalayê y proyectaron vídeos que reflejan el activismo y el impacto del trabajo realizado por Amnistía Internacional. Mañana, miles de grupos de esta organización saldrán a la calle en todo el mundo exigiendo que los gobiernos respeten y protejan a aquellos que luchan sin descanso en defensa de los derechos de todas las personas.

"Estamos hartos". Éste es el significado de girifna. Un grupo de jóvenes activistas de Sudán, integrado sobre todo por estudiantes universitarios, que surgió en 2009, antes de las elecciones, y aboga por la resistencia no violenta al gobierno de aquel país.

Tras las elecciones, los activistas de Girifna se han dedicado a la lucha contra las injusticias, la corrupción y a favor de los derechos humanos, incluidos los derechos de las mujeres y la libertad de expresión y religión. El Servicio Nacional de Seguridad de Sudán (NSS) ha intensificado la represión contra sus integrantes, con confiscación de ordenadores portátiles, detenciones y reclusiones arbitrarias, tortura y agresiones sexuales, según explican. Muchos de ellos tuvieron que huir del país y los que continúan sus protestas sufren "el acoso, ataques y detenciones por parte del NSS". Sirva el ejemplo de Safia Ishaag, una estudiante de Arte detenida por el Servicio Nacional de Seguridad de Sudan en febrero de 2011 y sometida a tortura y violación por tres de sus agentes en Jartum. Tras su liberación lo relató públicamente en un vídeo que se difundió en Internet. Las autoridades lo negaron y la sometieron a ella y su familia a acoso e intimidación. Como resultado se vio obligada a salir de Sudán y se le ha concedido asilo en otro país.

De ahí que las peticiones de Girifna centren este año uno de los retos del maratón de firmas por los derechos humanos en el que también se ha involucrado Gasteiz. Entre ellas, que las autoridades sudanesas garanticen la liberación inmediata e incondicional de los activistas del colectivo recluidos únicamente por ejercer su derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica. Y que pongan fin de inmediato al hostigamiento y las intimidaciones contra jóvenes en Sudán, además de investigar las denuncias de violación de derechos humanos.

Medio ambiente en Brasil Laísa Santos Sampaio, defensora medioambiental en Brasil, tiene 46 años y es madre de ocho hijos; vive en Praia Alta Piranheira, una comunidad rural de 350 propietarios en el municipio de Nova Ipixuna, al sur de Belem. Trabaja allí de maestra de escuela desde hace once años. Pero también forma parte del Grupo de Trabalhadoras Artesanais Extrativistas, proyecto de mujeres artesanas que elaboran cosméticos, medicamentos y pomadas a partir de frutos y bayas de la selva. El colectivo fue creado en una de las últimas áreas de bosque primitivo del municipio para promover el desarrollo sostenible. Su oposición a la industria maderera les ha ocasionado un riesgo considerable en una región dónde la explotación ilegal de la selva es habitual.

En mayo de 2011, la hermana de Laísa y su cuñado, dirigentes comunitarios que hacían campaña sobre cuestiones medioambientales y contra la explotación maderera ilegal en la región, murieron por disparos de pistoleros a sueldo. Tres hombres están a la espera de juicio por asesinato. Su homicidio tuvo lugar durante una oleada de violencia contra los defensores de derechos humanos de la Amazonia. Desde entonces, al menos 20 personas han huido de la comunidad temiendo por sus vidas. Laísa ha sufrido actos que en la región se reconocen como amenazas de muerte, incluida la muerte de su perro con ocho disparos. Eran el tipo de amenazas que recibieron su hermana y cuñado antes de su muerte. Por eso, Amnistía Internacional exige a las autoridades brasileñas que tome medidas urgentes para garantizar la seguridad a Laísa Sampaio, prestándole protección efectiva.

Activista ruso Tampoco se libra de las injusticias Igor Kalyapin, presidente del Comité Interregional contra la Tortura, una destacada ONG de derechos humanos rusa. Ha sido amenazado con iniciar contra él actuaciones penales en relación con el trabajo de la ONG y la publicación en los medios de comunicación de artículos en apoyo de las víctimas de violaciones de derechos humanos a manos de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en Chechenia. Acusado de desvelar secretos, sufre el tercer intento de las autoridades de iniciar actuaciones penales contra él con el mismo pretexto.