Vitoria. El hombre que presuntamente agredió sexualmente a una niña de 9 años discapacitada física y mentalmente en la Nochevieja de 2010 en Vitoria negó ayer los hechos y afirmó que lo único que le inspiraba la menor era "ternura". Así lo aseguró el acusado, Raúl R., durante la vista oral celebrada en la Audiencia Provincial de Álava.
Raúl se enfrenta a una petición fiscal de once años de cárcel por supuestamente haber agredido sexualmente a una niña de 9 años que sufre "macrocefalia" y el síndrome de Sanfilippo, una enfermedad degenerativa infantil, así como un "grave deterioro del estado mental" y un "importante retraso en el desarrollo" que la obliga a desplazarse en silla de ruedas. Según el ministerio fiscal, el acusado, de nacionalidad colombiana, acudió con un amigo a su vivienda con intención de cenar con él y su familia, y que en un momento determinado y con "evidentemente ánimo de satisfacer su deseo sexual", llegó a romper el pañal a la menor y le introdujo el dedo en la vagina, lo que le produjo un desgarro. Durante su declaración de ayer en el juicio por estos hechos, el procesado reconoció que ese día estuvo en la casa en la que la menor vivía junto a su madre y otros familiares, pero negó haber cometido la agresión que se le imputa. Explicó que durante toda la tarde bebió entre doce y trece cervezas y que cuando le fue presentada la menor se limitó a tocarle la cabeza y la cara en un gesto de ternura y delante de todos. "Yo soy muy cariñoso con los niños", indicó Raúl, quien también negó que se hubiera quedado en ningún momento solo con la menor en el salón de la vivienda. El procesado también relató que a lo largo de la tarde llegó a quitarle de la boca el tapón de un pendrive y a limpiarle las babas con su mano.
Este extremo fue negado con rotundidad por la madre de la menor, quien afirmó que la niña es incapaz de coger nada con las manos y que siempre lleva una especie de tubos en los brazos que limitan sus movimientos. Explicó que el acusado mostró "interés" por la enfermedad de su hija y que ella no vio que le acariciara. Además, la niña estuvo toda la tarde "supercontenta, riéndose" y fue consciente de que había pasado algo cuando la vio alterada, con lágrimas en los ojos. La acusación particular solicita, al igual que la Fiscalía, once años de cárcel, mientras que la acusación popular, ejercitada pide doce años de prisión.