Vitoria. El de ayer fue un día de luto en Araia. De ésos que invitan a reflexionar. Conmocionado por la tragedia, el pueblo se reunió en una concentración a las 18.15 horas en la Herriko Enparantza, en la que participaron alrededor de doscientas personas, entre vecinos, representantes de todos los ayuntamientos de la Llanada oriental y políticos de distintos estamentos, como el diputado general. Todos, tras una pancarta que gritaba "No a la violencia contra las mujeres/Emakumeenganako indarkeriari ez".
Sumidos en la oscuridad, los convecinos de Tere y Jesús seguían sin poder digerir los hechos. "Ves casos de estos en la tele y no te puedes imaginar que algo así puede llegar a suceder en nuestro pueblo, con gente tan sencilla", señalaban. Casi en un susurro, varias personas se preguntaban qué es lo que podía haber pasado por la cabeza del marido. "Algo tiene que sucederte ahí dentro para que siendo normal hagas algo así", apostillaba Francisco, en medio de un silencio sepulcral que sólo se rompió quince minutos después, con los aplausos de los concentrados.
Poco antes, el Ayuntamiento había celebrado un Pleno extraordinario para manifestar su "repulsa" por el asesinato de la mujer. La Corporación municipal aclaró que desde ahora "pone a disposición de la familia de Teresa Egurrola los recursos de los que dispone para facilitar toda la ayuda necesaria tanto a nivel legal como psicológico y económico". Además, se comprometió a poner en marcha "medidas eficaces, ágiles y directas" para que no vuelva a producirse una pesadilla semejante.
El alcalde, Diego Gastañares, relataba, con una gran desazón, que el matrimonio era gente "sencilla y muy querida", de la que nadie se espera un final así. Además, Tere jamás había presentado una denuncia por malos tratos. Sus palabras quedaron ratificadas durante la concentración. Se vieron rostros apesadumbrados y ojos empañados por un terrible halo de tristeza.