MADRID. Un 36% de los niños españoles viaja en coche con sus sillas de seguridad mal instaladas, lo que genera una mayor mortalidad en los accidentes de tráfico, según se desprende de un estudio elaborado por el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) y la empresa Jané.

El informe sobre el correcto uso de estos sistemas de seguridad infantil ha sido presentado hoy en Madrid por el presidente de programas de la Fundación RACC, Xavier Ruestes, quien ha asegurado que el objetivo final es que no haya muertes de niños por accidentes de tráfico en 2020.

Entre los principales errores cometidos por los padres, ha destacado los cinturones mal guiados y los arneses holgados en la mayoría de los casos, así como una instalación incorrecta o una silla no adaptada a su tamaño y peso.

El informe también denuncia que en un 10 por ciento de los desplazamientos, los menores viajan sin ningún dispositivo de seguridad, dato que aumenta entre los bebés por las molestias que genera, lo que multiplica los riesgos en caso de accidente.

Los autores han constatado que la mayoría de los padres no cambian las sillas infantiles habitualmente ni comprueban el dispositivo antes de la compra, lo que redunda, según los expertos, en un mayor riesgo.

En los casos analizados, solo un 6,4 por ciento de las sillas se sitúan en medio de los asientos traseros, posición más recomendable según el RACC para evitar accidentes graves.

La consecuencia de estos malos usos incrementa el riesgo de lesiones graves en cabeza y torso, según se ha comprobado en los ensayos de laboratorio.

Ruestes también ha hecho una llamada a la administración para conseguir el objetivo de evitar las muertes infantiles en España en 2020, ya que, en su opinión, es necesario que el Estado desarrolle campañas de sensibilización sobre el buen uso de las sillas.