la actual situación económica ha convertido la palabra subsistencia en leit motiv de un buen número de familias gasteiztarras. La ciudad verde y sostenible también convive con la creciente pobreza y con el incremento de situaciones de exclusión que amenazan con generalizarse en todos los estadios. La tragedia de Amaia Egaña, un caso extremo en el que una mujer decidió suicidarse tirándose por la ventana el día en que iba a ser desahuciada, puede suceder hoy aquí. No es un escenario que se pueda descartar alegremente. Con un paro galopante y con miles de trabajadores amenazados por la miseria o por la amenaza de un ERE -que viene a ser lo mismo en multitud de ocasiones-, hay que redefinir los roles sociales, con una clase media en peligro de extinción, y con los que más tienen más fortalecidos que nunca en sus atalayas. En este contexto, madres solteras, inmigrantes y jubilados son los que peor lo pasan, teniendo en cuenta que ese peor incluye matices de drama difíciles de soslayar.

Estas conclusiones generales de brocha gorda son las que conforman el grueso de un estudio elaborado por el Ayuntamiento de Vitoria, que trata de sintetizar en piezas escritas el día a día de sus ciudadanos y la situación económica de las familias. En su Estudio de modos de vida se hace un balance de las consecuencias de la crisis en la ciudadanía, al menos, las que existían en 2011, ya que el análisis de referencia, realizado por el Servicio de Estudios del Consistorio, se ha editado este ejercicio. Sus tesis son reveladoras.

Población envejecida

Menos posibilidades de ahorro

Éstas señalan que la demografía se ha convertido en un factor importante en el comportamiento de las familias ante la disponibilidad económica. Por ejemplo, a mayor proporción de personas dependientes, menor tasa de ahorro. De hecho, en estos últimos cinco años se ha producido un aumento considerable de la proporción de dependientes o un descenso de la población en edad de trabajar. A su vez, las familias se están reduciendo a dos miembros de media, aumenta la proporción de personas que viven solas y crecen las familias compuestas por personas mayores. Y, todo ello, influye, y mucho a la hora de analizar uno de los resortes que mantienen la cohesión social y que consiste en estirar la pensión de los mayores para intentar cobijar bajo ella a los miembros de la familia que ya no pueden subsistir por sí mismos, por aquello del paro o la conclusión de los subsidios, circunstancias ambas poco descabelladas.

Mayores diferencias sociales

La riqueza, cada vez en menos manos

En cualquier caso, según apunta Estudios de modo de vida, aumenta el ingreso medio mensual. Este dato, tiene explicación, ya que realmente la distancia entre los que más ingresan y los que menos se acentúa. En concreto, en los últimos cinco años ha subido un 20% el ingreso medio de las familias. Sin embargo, los tramos más bajos han descendido (por debajo de 900 euros al mes) y han aumentado las familias con ingresos entre 900 y 1.200 euros mensuales, como también las de los tramos más altos. Es decir, los ricos son cada vez más ricos, y los pobres, más pobres. Todo un ataque frontal a la solidaridad ciudadana.

Al respecto, el estudio revela que la distribución de los ingresos en Vitoria sigue "una distribución normal, ligeramente asimétrica y apuntalada, hacia la izquierda". Es decir hacia los niveles de renta más bajos. Es una distribución con un índice de desigualdad del 31%. "Quiere eso decir que hay una polarización de ingresos. Cerca del 20% de las familias con ingresos más bajos tiene menos del 8% de los ingresos. En el otro extremo, cerca del 20% de las familias con mayores ingresos concentra casi el 40% de la riqueza", concluye el citado trabajo.

Lógicamente el ingreso medio mensual varía en función del tamaño y del tipo de familia. Las personas solas son las que menos han incrementado sus ingresos y las familias de dos y cuatro miembros las que más. El tipo de núcleo con mayores ingresos medios es el de padre y madre con hijos, con una media cercana a 2.500 euros al mes. En esta tipología se produce también la máxima dispersión. En concreto para alcanzar el 50% de los casos hay que remitirse hasta el intervalo de 2.100 a 2.400 euros mensuales, mientras que en el caso de las personas mayores, el 50% está por debajo de los 1.200 euros al mes.

Desempleo

Camino de la pobreza

La frialdad de las estadísticas deja, sin embargo, apuntes reveladores. Con los datos en la mano, se demuestra que cuando la persona de referencia en una familia está en paro, el ingreso medio mensual y el ingreso per cápita es el de menor cuantía. De hecho, la situación de desempleo es la que explica los bajos ingresos y no tanto el origen del desempleado. Por su parte, la situación de inactividad laboral no explica por sí sola la falta de ingresos, ya que puede haber ingresos que no procedan del trabajo. En otro orden de cosas, las familias con al menos una persona universitaria son los de mayor ingresos medios, tanto de la familia como per cápita. Con este dato se pone de manifiesto la importancia de la formación especializada para tratar de capear de mejor manera los embates de la crisis.

Gasto

La tiranía de la hipoteca

Respecto al gasto, éste equivale al 83% de los ingresos medios mensuales de una familia media de la capital gasteiztarra. Dentro de este epígrafe, el 32% se va en recibos relacionados con la vivienda. Al respecto, el estudio municipal reconoce que cerca de la mitad de las familias en la ciudad tienen gastos relacionados con la hipoteca (el 30% tiene la vivienda parcialmente pagada) o el alquiler de la vivienda (el 15% vive en pisos de alquiler). Otro 25% tiene además otro patrimonio. Las personas mayores tienen prácticamente pagada la vivienda habitual y además son propietarias de otra vivienda no habitual en uno de cada tres casos. En cambio, los familias con un sólo progenitor son los de mayor gasto en vivienda en comparación a los ingresos medios. Las parejas o personas adultas solas tienen la vivienda hipotecada o en alquiler en mayor medida que el resto de familias.

Seguido al gasto de vivienda se encuentra el destinado al mantenimiento diario del hogar (alimentación e higiene, por ejemplo), que representa el 28% del gasto total. El gasto destinado al ocio se ceñiría al 7% de los ingresos, por encima del gasto en transporte (4%) o en educación (3%), éste último incluso entre las familias con hijos.

Al respecto, hay otros informes que coinciden en el relato. Entre ellos, el editado por la Federación de Cajas de Ahorro Vasco-Navarras, Coyuntura económica del consumidor IV trimestre 2011, que estima que el crédito hipotecario asume el 23,2% de los ingresos medios mensuales de una familia tipo en el País Vasco. En el caso de Vitoria, el porcentaje asciende al 26%. Según datos de la citada institución, más de la mitad de los consumidores vascos, el 52%, no logró ahorrar nada en 2010, y las previsiones para los próximos meses son de un "empeoramiento" de las magnitudes de ahorro en Euskadi.

Ahorro

Entre reservas para un año y saldo negativo

En Vitoria, sin embargo, parece que la situación es más favorable. El informe Estudio de modos de vida refleja que en 2011 el 61% de las familias ahorraba. Entre ellas, la tasa de ahorro era del 29% sobre los ingresos. A su vez, el 40% de las familias asegura disponer de ingresos suficientes para mantener el gasto habitual al menos durante un año. A pesar de lo anterior, hay que tener en cuenta a las familias con déficit cero o saldo negativo entre ingresos y gastos, que alcanza al 34% y 5% de las familias, respectivamente. Es decir, a pesar de la alta capacidad de ahorro de las familias, en el otro extremo se encuentra un grupo numeroso de familias con dificultades.

En este sentido, el tipo de familia más desfavorecido en cuanto a capacidad de ahorro es el formado por un progenitor sólo e hijos: casi la mitad gasta todo lo que ingresa e incluso hay un 11% con saldo negativo. Las personas mayores son las que, en proporción, más porcentaje dedican al ahorro, a pesar de su bajo nivel de ingresos. Los adultos sin hijos ahorran con mayor frecuencia que el resto.

La crisis económica actual supone un punto de inflexión no solamente en la situación económica de las familias sino también en las relaciones familiares y en los proyectos de vida para las nuevas generaciones.

la nueva realidad

Cambian los conceptos de vida y de trabajo: la crisis

Las consecuencias no económicas de la crisis serán sumamente significativas. Se ha evidenciado una nueva concepción del trabajo y de vida, nuevas relaciones familiares y sociales. "La crisis no es un fenómeno cíclico coyuntural, sino un cambio estructural en todos los ámbitos de la sociedad", explica el estudio que sustenta estas líneas. También las familias gasteiztarras se han visto afectadas por la crisis económica iniciada en el otoño de 2008. Para empezar, se han visto afectados por un Expediente de Regulación de Empleo muchos más trabajadores que en la crisis económica de los años 90.

Sólo en 2009 cerca de 19.000 trabajadores alaveses tuvieron un ERE (el 13% de la población ocupada al finalizar 2008). La mayoría de las familias, han vivido alguna situación relacionada con la crisis: la falta de empleo, hacer frente a los gastos de vivienda, reducción de gastos habituales de ocio, o en general problemas económicos para llegar a fin de mes o disponer de ahorros. En total, tres de cada cuatro familias han pasado alguna de las dificultades señalada.

La situación económica de las familias compuestas por un sólo progenitor con hijos tienen un porcentaje significativamente alto en todos los grupos de problemas en comparación al resto de familias. Únicamente en los problemas relacionados con la vivienda son superadas por las familias de dos o más miembros sin clasificar. "También hay diferencias muy significativas si tenemos en cuenta las familias cuya persona de referencia es de nacionalidad extranjera; en muchas situaciones señaladas por la crisis es la que más se ve afectada", refleja el estudio.

perfil

Madre soltera, extranjera...

En conclusión, la crisis afecta a la mayoría, pero es más pronunciada en familias monoparentales y en familias compuestas por personas extranjeras o de reciente llegada a la ciudad. Los vecinos que han llegado hace menos de 10 años, se han visto obligados a cambiar de domicilio o reducir los gastos de vivienda. La mujer se ve afectada en mayor medida cuando es la persona de referencia de familias con un solo progenitor. Por su parte, la crisis ha mejorado la posición relativa de los mayores en la escala social.

La crisis ha golpeado más a los hombres que a las mujeres; en el caso de personas extranjeras, ellos han vuelto al lugar de origen y ellas han permanecido en el lugar de acogida a cargo de los hijos, y en muchas ocasiones, sin red social de apoyo, siendo el grupo más vulnerable en estos momentos: mujer sola inmigrante, con hijos dependientes.