Vitoria. Las familias con hijos escolarizados en centros públicos acaban de iniciar una campaña para exigir al Departamento vasco de Educación que permita otro modelo de gestión de los comedores escolares por considerar que el actual beneficia únicamente a las grandes empresas de restauración. El colectivo aboga por un marco más flexible en el que se posibilite un servicio basado en el consumo de productos locales.
Así lo ha hecho saber Ehige, la confederación que agrupa a las federaciones de padres y madres de la escuela pública vasca, a través de un manifiesto mediante el cual anuncian una serie de medidas para forzar al Gobierno Vasco a que modifique un decreto que ha quedado obsoleto, ya que data del año 2000. "Es un decreto que no permite otra cosa que no sea la gestión de través del catering", explica Lurdes Imaz, coordinadora de Ehige. La agrupación anuncia que presentará la próxima legislatura un proyecto no de ley para cambiar la normativa actualmente en vigor de forma que "se pueda abrir la puerta para quien lo solicite a una gestión directa y local", tal y como se hacía antes, recuerda Imaz, cuando eran las propias asociaciones de padres las que se encargaban de organizar este servicio.
La satisfacción de las familias en torno al servicio que prestan actualmente los comedores escolares está en entredicho. Todavía está demasiado reciente el conflicto laboral entre empresas y trabajadores que desencadenó una huelga que llevó a interrumpir el servicio durante días, por lo que los padres tuvieron que apañárselas para dar de comer a sus hijos. El menú, por su parte, es cada vez más caro y a pesar de que está subvencionado por el Gobierno Vasco, el coste por cada día es de 4,60 euros, un 15% más que el curso pasado, un incremento difícil de asimilar en este momento de crisis económica.
A eso se suma la creencia cada vez más extendida de que los menús no son especialmente saludables, ya que abunda la comida precocinada, escasean los alimentos frescos y se duda sobre su calidad -recuérdese la polémica de la panga vietnamita-. Así lo apunta también Ehige en este manifiesto, que recuerda que desde el desembarco de las grandes firmas de catering no sólo en las escuelas, sino en otros recursos en los que prestan servicios, "los usuarios han visto cómo la calidad de la alimentación ha empeorado".
En la actualidad, cerca de 145.762 estudiantes comen a diario en la escuela. Hay centros educativos, en torno a 80, en los que la comida se elabora en cocinas propias, pero en la mayoría de los colegios los menús llegan ya preparados. En cualquiera de los casos, los alimentos son suministrados por alguna de las siete empresas de restauración con las que Educación tiene contratos. "No son productos adquiridos aquí, se compran a gran escala", apunta Imaz.
A juicio de Ehige, el comedor escolar debe ser otra herramienta más para la educación y para la sensibilización de las personas productoras y consumidoras del futuro. En este sentido, considera que el modelo predominante "se está desligando la población de la tierra, de la cultura alimentaria y de la tradición gastronómica". Así, aboga por un comedor en el que se potencie el consumo de alimentos de temporada y provenientes de la agricultura ecológica, y que contribuya a la recuperación de una alimentación ligada a las costumbres de cada zona.
Las familias censuran, además, el modelo actual de gestión "único y excluyente" y "basado en una centralización desmesurada" que está convirtiendo a su juicio la gestión de los comedores escolares "en un negocio empresarial de grandes beneficios privados". Por último, denuncian que las decisiones al respecto se están tomando "exclusivamente" desde el Departamento de Educación, cuando deberían tomarse tras un proceso de evaluación global y de reflexión consensuada con los intereses de otras áreas de gobierno como Agricultura, Sanidad, Medio Ambiente o Promoción de Empleo.