PARÍS. Uno de cada tres jóvenes españoles de entre 15 y 24 años dejaron sus estudios antes de acabar la enseñanza secundaria, frente a la media europea, que habla de uno de cada cinco, de acuerdo con este estudio, que recoge el progreso de los objetivos educativos fijados en Dakar en 2010 y cuya fecha tope de cumplimiento es 2015.

Para los responsables del informe, las cifras de abandono escolar en España son "preocupantes" habida cuenta de que se trata de un país "duramente golpeado" por la crisis y donde el paro juvenil superó el 50 % en marzo de este año.

La falta de competencias profesionales de los jóvenes europeos "les aboca a desaprovechar su potencial, les hace perder oportunidades de empleo y les impide ayudar a sus respectivos países a volver a la prosperidad", señala el estudio, donde se asevera que, en tiempos de crisis, dotarles de herramientas es "más esencial que nunca".

Los autores del informe constataron que entre 2007 y 2009, las tasas de paro entre los jóvenes europeos que no habían completado sus estudios aumentaron "de forma amplia", a excepción de Alemania, aunque España fue sin duda "la peor afectada" de todos los países del continente.

El estudio recupera además la expresión "ninis" (ni tienen trabajo ni lo buscan), al señalar que "al menos un cuarto de los jóvenes españoles que dejaron sus estudios al acabar el primer ciclo de enseñanza secundaria y un quinto de los que la abandonaron después del bachillerato en la actualidad tampoco buscan empleo".

"Crear puestos de trabajo per se no va a ayudarnos a salir de la crisis", indicaron los autores, para quienes, "Europa debe formar a jóvenes con competencias profesionales adecuadas, con experiencia previa y con capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías".

Por ello, desde la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) se insiste en fomentar las prácticas y pasantías, y en mejorar la formación profesional como se ha hecho "con gran éxito" en Alemana, a fin de preparar a los jóvenes para el mundo laboral.

El esfuerzo merece la pena, según los cálculos de la institución, que estima que cada dólar invertido en educación y en competencias supone un retorno de 10 dólares para la economía del país inversor.