vitoria. Era julio de 2008. Entonces se aireó uno de los objetivos más ambiciosos de cara a añadir incentivos a la zona rural para intentar fijar en ella población, jóvenes sobre todo. Se trataba de orquestar a través de Arabarri, una serie de planes para la construcción de viviendas a precio limitado en distintos municipios del territorio histórico. Hoy, más de cuatro años después, la crisis se ha encargado de dejar en evidencia los objetivos de aquel plan foral. El fiasco de Lapuebla de Labarca -ahora en investigación ante las presuntas irregularidades que presenta el expediente- y los problemas surgidos en Samaniego, donde la promoción de pisos ha pasado con más pena que gloria, cuestionan la puesta en marcha de un plan que, a su vez, no ha superado las trabas de la crisis.

La idea pasaba por hacer viviendas en los cascos viejos a una media de 1.500 euros el metro cuadrado. Así lo planteó entonces la sociedad foral Arabarri, centrada en la gestión del patrimonio cultural edificado de Álava, que intentaba promocionar inmuebles en el medio rural a precios por debajo del mercado y en régimen de propiedad o de alquiler con opción de compra.

En aquel sentido, la Diputación trabajaba en una serie de actuaciones con las que podría asentar en estos núcleos a una treintena de familias. Arabarri adquirió edificios en Peñacerrada y retomó proyectos para rehabilitar un edificio en Samaniego. También se tramitaron ofertas en Villanañe y Antoñana y se pensó en San Vicente de Arana, Santa Cruz de Campezo, Kontrasta y Artziniega.

En cualquier caso, la medida no era nueva, ya que a finales de los años 90 Arabarri aportó el proyecto para seis viviendas en Bernedo; hace 10 años hizo lo propio con seis casas en Agurain; en torno a 2003 colaboró con 15 vivivendas nuevas en Dulantzi o dos en Lagrán, entre otras.