Vitoria. Con la tarifa de la luz por las nubes, unos precios del gasoil que sólo reflejan las subidas del petróleo, y nunca las bajadas; y un sistema eléctrico hipercentralizado del que todos somos esclavos, la posibilidad de vivir en una casa autosuficiente se antoja extremadamente atractiva para el bolsillo y el medio ambiente. La idea puede parecer una quimera, al menos a día de hoy, pero el Solar Decathlon de la Casa de Campo de Madrid demuestra lo contrario. Una veintena de prototipos de vivienda compiten en este certamen que persigue demostrar que una casa no sólo puede generar su propia energía, sino que además es capaz de generar excedentes para volcar en la red eléctrica.
Entre esa veintena de construcciones se encuentra Ekihouse, el proyecto desarrollado por medio centenar de estudiantes de Arquitectura e Ingeniería de la Universidad del País Vasco que esta misma semana terminaron de montar su prototipo. En el Solar Decathlon, como su nombre indica, toda la energía se obtiene del astro rey, lo que da una idea de hasta qué punto una combinación de fuentes renovables puede hacer posible calentarse, iluminarse, utilizar los electrodomésticos, tener calidad de vida y cocinar gratis.
El proyecto Ekihouse, explica su responsable de comunicación, Víctor Araujo, nació a partir de una propuesta de la Dirección de Vivienda del Gobierno Vasco, que en principio se desarrolló dentro del proyecto de una asignatura de construcción. A partir de ahí, se presentó una propuesta para participar en el Solar Decathlon, y Ekihouse entró en una preselección de 45 proyectos, de los cuales 20 acabarían presentándose en Madrid.
"A finales de 2010 nos comunicaron que habíamos sido seleccionados dentro de los 20 que podían participar, y con un grupo de unos 30 estudiantes de arquitectura y algunos pocos de Ingeniería de Bilbao, de modo voluntario y fuera ya de cualquier asignatura y encaje universitario, alumnos, profesores e investigadores han estado trabajando en el diseño del proyecto con las empresas colaboradoras".
En mayo la vivienda autosuficiente empezó a ser una realidad palpable. Los miembros del proyecto empezaron a construirla en el Laboratorio de Control de Calidad de Edificación de Gasteiz, y finalmente el pasado día 4 se trasladó a Madrid en dos camiones góndola. Ya en la Casa de Campo los alumnos trabajaron en tres turnos, 24 horas al día, para tener montada la vivienda el día 13 y competir con el resto de proyectos. "Hemos llegado en plazo y hemos recibido una bonificación de puntos por ello", explica Araujo.
En cuanto a la competición en sí, se trata de diez pruebas que culminan con la concesión máxima de 1.000 puntos, 400 por datos objetivos que se miden durante la competición, y 600 que dan jurados internacionales. La casas pasan pruebas relacionadas con la arquitectura, el funcionamiento general, el balance energético, la sostenibilidad, la innovación o la comunicación. El ganador es el que más puntos totales acumula, y se conocerá el próximo 30 de septiembre.
Es el sol, un recurso poco explotado aún pese a las posibilidades magníficas que ofrece. De ahí el proyecto de la UPV, que por primera vez concursa en este torneo con la Ekihouse. El equipo vasco ha creado una vivienda que se adapta a las distintas condiciones climatológicas dando siempre una respuesta sostenible. En invierno, una cubierta de paneles en la fachada norte logra el aislamiento y un gran ventanal en la fachada sur aprovecha la radiación solar para aumentar la temperatura interior. Así, de día la casa recibe la máxima incidencia solar y por la noche conserva el calor. Cuando llega el verano, se abre el tejado de placas solares ubicado en la cara sur, evitando que los rayos entren de lleno en la casa, y al mismo tiempo se crea una terraza que da sombra para evitar el calor.
La eficiencia energética está conseguida, pero la iniciativa Ekihouse va más allá. Se transforma según las necesidades de los inquilinos gracias a los muebles, que son los que configuran los espacios. Cuando están cerrados se ven como una pared. Cuando se abren, se puede hacer utilización de sus elementos como en cualquier casa al uso. La sostenibilidad y la innovación van de la mano.