Vitoria. El sentimiento de plenitud que se experimenta al hacer cima, por leve que ésta sea, colma las expectativas de los aficionados a la montaña que durante estas fechas sacian su sed de aventura en los riscos de la CAV. Junto al senderismo, el montañismo se ha revelado como una de las alternativas deportivas más económicas y satisfactorias para quienes lo practican, lo cual ha contribuido a su rápida expansión durante los últimos años. Un crecimiento que ha venido tristemente acompañado de numerosos y fatales accidentes, como los vividos recientemente en Asparrena y en la Ruta del Cares, siniestros en los que han perdido la vida sendos montañeros alaveses. Cada año, el Departamento vasco de Interior se ve en la obligación de poner en marcha entre 200 y 250 operaciones de búsqueda y rescate en los parajes naturales de Euskadi, un número a todas luces excesivo, por lo que los expertos recomiendan a los aficionados que se preparen y equipen adecuadamente antes de emprender cualquier tipo de salida. Tal y como advierte el integrante del grupo DYA Protección Civil, sección Montaña de Álava, Kepa Gordo, "la montaña no es ningún juego".

Las imprudencias, según rezaba aquella campaña de la DGT, se pagan. Hay quien después de un tiempo practicando senderismo se ve en condiciones para lanzarse a la aventura de la alta montaña y se ve sobrepasado por las circunstancias. "En muchas ocasiones los accidentes son fruto de la inexperiencia", puntualiza el representante de Protección Civil. No basta con estar preparado físicamente, también hay que ser precavido y disponerse a conocer previamente la zona que se va a visitar, bien a través de Internet, de guías o incluso de las oficinas de turismo de cada enclave.

"Mucha gente no tiene en cuenta los riesgos. Ve que el GPS o el mapa marca una senda y se pone directamente en marcha sin prepararse", señala Gordo. Sin embargo, precisa que en el caso del siniestro registrado el domingo en Asturias, en el que perdió la vida un vitoriano de 38 años, concurrieron elementos que escapan al control. "Ahí -señala- entra en juego el factor de la naturaleza. Puede haber desprendimientos de piedras causados por animales o por causas fortuitas y si hay mala suerte pueden caerte encima", señala Gordo. En otros casos, el atrevimiento resulta excesivo. "El lunes me encontré con unos chicos que me preguntaron por dónde se subía a Aitzgorri. Llevaban calzado inadecuado, era tarde, llovía, no llevaban mapa, se estaba echando la niebla sobre el monte y desconocían por completo el lugar en el que se encontraban. A eso se le llama imprudencia", agrega.

traspasando el límite En el extremo opuesto se encuentra, según amplía el miembro de DYA, el mendizale experimentado "que busca retos cada vez mayores y que puede encontrarse con un accidente". "La naturaleza siempre puede dar sustos", recuerda el experto en rescates, y el exceso de confianza también puede convertirse en un mal compañero de escapada.

Quien da el paso y se enfrenta a la alta montaña no sólo debe entrenarse físicamente, también ha de adquirir una serie de conocimientos básicos en materia de seguridad. "Si accedes a una zona escarpada es aconsejable que lleves un casco o incluso cuerdas. Por supuesto que es necesario un buen calzado, buena ropa y no ser arriesgado", ilustra Gordo. Algo que no se cumplió en el caso del cadáver rescatado por la Ertzaintza del fondo de una sima en las inmediaciones de la cueva de La Leze, en Asparrena. El cuerpo, hallado por puro azar por parte de unos montañeros desorientados, vestía un simple chandal y un jersey, prendas insuficientes para encarar un paraje de elevada dificultad técnica.

"Igualmente es importante conocer de antemano la climatología que va a haber en la zona durante esos días. Si el área es pedregosa y los pronósticos anuncian agua y viento, pueden darse desprendimientos, por ejemplo. Si se sabe de antemano que va a haber niebla es mejor no salir, ya que a pesar de que conozcas la zona a la perfección puede desorientarte por completo en cinco minutos", explica el experto. Un factor que tampoco tuvo en cuenta el fallecido en Asparrena, quien se echó al monte en plena ola de calor.

En cuanto al resto del equipamiento, el integrante de la sección de Montaña de DYA propone portar siempre encima un teléfono móvil, a poder ser que cuente con un GPS integrado para evitar perderse. "También es aconsejable llevar cartografía y una brújula", apostilla. No iniciar expediciones en solitario y, en caso de hacerlo, alertar a familiares y amigos del itinerario que se tiene previsto cubrir son otras de las recomendaciones básicas planteadas.

Ahondando en la previsión, a este montañero que ha participado en numerosas batidas de búsqueda y rescates le llama poderosamente la atención el hecho de que "cuando preguntas a la gente si lleva un pequeño botiquín por si acaso, todo el mundo te responde que no". "Lo mismo sucede con la brújula -añade-, que nadie lleva, o con los mapas, que muy pocos se acuerdan de meter en la mochila".

El espinoso asunto del cobro de los rescates por parte del Gobierno Vasco, cuestión que en su día generó una extensa polémica, también es abordado por el experto. "Antes de plantear un pago por este tipo de operaciones creo que tal vez debería requerirse un cierto nivel de formación. Sucede como en la carretera, que a nadie se le permite conducir un vehículo sin haber acreditado previamente que sabe hacerlo. En la montaña debería ocurrir algo similar, tendría que facilitarse un aprendizaje de los elementos y de los materiales".