Bilbao. La UPV/EHU ha entrado en el ranking de Shangai. Zorionak, por partida doble, por ser una universidad joven y por ser pública.
Es una noticia excelente porque todos los que hacemos la UPV/EHU nos lo merecíamos. Además es un aliciente para seguir trabajando, porque el reconocimiento nos da presencia internacional y pone en valor la investigación que hacemos. Entrar en Shangai, entre las mejores universidades del mundo, es uno de los logros más importantes de la UPV/EHU.
Y es la confirmación de lo que usted y el rector Pérez decían: la UPV/EHU es investigadora.
Confirma que somos una universidad investigadora que ofrece, en consecuencia, muy buena docencia. Una universidad por definición tiene como primer objetivo formar lo mejor posible a la sociedad a la que sirve y eso solo se consigue siendo una universidad investigadora. Y no porque el rector lo diga, sino porque los criterios del ranking así lo reconocen.
¿Algo ha cambiado en la UPV/EHU?
Que toda la comunidad universitaria ha tomado conciencia de la importancia que tiene la actividad investigadora en la universidad, como universidad. Esta idea ha ido cuajando entre el profesorado con absoluta normalidad. Y en paralelo hemos desplegado toda una política de apoyo a la investigación, con el Plan de Investigación, con convocatorias específicas para la formación de doctores, apostando por la agregación en el Campus de Excelencia Internacional, con nuevas infraestructuras... Pero, al final, lo más importante es el trabajo que el investigador o la investigadora hace día a día en su grupo, del cual estamos muy satisfechos.
¿Se notarán los recortes del Gobierno Rajoy?
Ya se están notando. Uno de los problemas más importantes tiene que ver con la gestión del profesorado y el personal de administración y servicios (PAS). Antes del decreto teníamos una política de gestión de personal acordada con el Gobierno vasco a través del Plan Universitario que se ha visto truncada. Cuesta muchísimo llegar a dónde hemos llegado y muy poco acabar con ello. Comparados con otras universidades tenemos uno de los ratios de personal por alumno más bajos del Estado y una situación financiera perfecta, pero el real decreto nos impide gestionar la plantilla con un poco de criterio académico y en base a nuestra realidad. Esta política nos afecta mucho porque el futuro de la UPV/EHU está muy condicionado por gestionar los recursos de forma adecuada y garantizar el relevo generacional. Me resulta dificilísimo entender que tengamos que aplicar aquí criterios que a lo mejor valen para algunas universidades.
El ministro de Educación, José Ignacio Wert, promueve otra reforma universitaria porque para él sobran campus, falta vocación investigadora entre el profesorado y los resultados académicos no se corresponden con el nivel de inversión. ¿Comparte el diagnóstico?
Pues no. No, porque nuestra universidad acaba de entrar en el ranking de Shangai que mide precisamente la actividad investigadora. No, porque hemos surgido hace muy poco tiempo y en estos 33 años hemos dado pasos para llegar a dónde estamos. Esto ha costado mucho, la sociedad vasca ha trabajado mucho para conseguir tener una universidad pública que tenga un nivel como el que tenemos, con un Campus de Excelencia Internacional. No puede ser que se hagan valoraciones de ese nivel sin tener en cuenta las peculiaridades de cada universidad, supongo que el ministro hará una valoración global del sistema, pero yo no me veo reflejado en ese diagnóstico para nada.
¿Y respecto al bajo rendimiento?
Tampoco me siento reflejado, porque sé muy bien cuál era la situación del País Vasco en los setenta, la naturaleza y el nivel de actividad que había, y la que hemos conseguido. Y sé muy bien cuál es la institución que más capital humano ha aportado a este país. Hay más universidades, hay centros de FP, pero el capital humano formado basado en el conocimiento lo ha dado esta universidad y el País Vasco ha avanzado y se ha internacionalizado.
¿Con esos mimbres qué sentido tiene la reforma?
No comparto el diagnóstico para promover esta reforma, a lo mejor puede o debería haber otra, pero esta no.
El ministro parece no estar dispuesto a escuchar voces disidentes. La sociedad se pregunta hacia dónde se encamina la universidad cuando los rectores de un estado plantan a su ministro, como si fueran estudiantes cabreados...
Como sabemos, la universidad es la segunda institución más antigua del mundo, la primera es la Iglesia. La universidad no depende de los vaivenes políticos, ni de los gobiernos de turno por lo que va a estar aquí hoy, mañana y dentro de muchos años. Para mí es clave que nos permitan seguir avanzando sin que haya decisiones de obligado cumplimiento que rompan trayectorias.