Las vacaciones alegran los corazones, pero también provocan estragos en la piel de quienes las disfrutan bronceándose todo el día entre chapuzón y chapuzón. No obstante, son cada vez más las personas que, con la vuelta a la realidad, recurren a tratamientos para combatir las consecuencias. Según datos facilitados por Clínicas Epitouch, al finalizar la época estival las visitas a los centros de estética se incrementan en torno a un 20%, con las mujeres como principales protagonistas.

La excesiva exposición de la piel a la acción de los rayos solares, las aguas cloradas de las piscinas, el aire acondicionado y la deshidratación dérmica son los principales causantes de daños en la dermis en la época estival. Se vuelve reseca, opaca o le surgen manchas. Incluso la piel normal, que presenta un buen equilibrio entre lípidos y humectantes, puede verse afectada, perdiendo su equilibrio natural y su suavidad, por no mencionar las agresiones que puede sufrir la mucosa labial, excesivamente delgada y sensible. Son efectos con los que las personas están cada vez más sensibilizadas, tanto por salud como por el mayor culto al cuerpo que existe en la actualidad. De ahí que suban las visitas a las clínicas de estética con la vuelta al trabajo.

Los tratamientos más demandados son los menos invasivos, aquellos que no necesitan recuperación posterior, a diferencia de las operaciones quirúrgicas. Además, sus resultados son visibles en cuanto se llevan a cabo. Según Clínicas Epitouch, tras las vacaciones triunfan especialmente los tratamientos faciales, como la eliminación de arrugas con botox, la bioplastia y la mesoterapia facial, así como el ácido hialurónico para embellecer los labios. "Este tipo de intervenciones son las más solicitadas ya que no ocasionan bajas laborales y su resultado es inmediato", explica el doctor Mauricio Verbauvede, cirujano plástico y miembro de la Sociedad España de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE).

Este profesional advierte especialmente de los efectos que el sol, la arena y el viento provocan en pieles que de por sí son secas o extrasecas y requieren habitualmente de mayores cuidados, ya que han perdido la barrera hipolipídica natural, lo que supone que sean menos elásticas, más rugosas y con más escamas. Para ellas, lo ideal, al parecer, es la bioplastia, una de las técnicas más demandadas tras el verano. Según explica el doctor Verbauvede, "la bioplastia ayuda a balancear y armonizar las líneas que interactúan entre las diferentes partes del rostro, y es un método poco invasivo que proporciona una apariencia muy natural y rejuvenecida a los pacientes".