Vitoria. El sector vitivinícola corre tiempos de vacas flacas, asegura. Tanto productores como cooperativas y grandes grupos bodegueros afirman que el negocio no funciona como antes y eso se nota a la hora de hacer caja. Claro que más en unos casos que en otros. Y, como casi siempre, al eslabón más débil de la cadena le toca sufrir los efectos más duros.

Así las cosas, a pesar de que la memoria anual del Consejo Regulador de Rioja señala que las cifras cuadran en positivo, eso sí, sin los pingües beneficios de anteriores épocas doradas, los agricultores no encuentran la forma de que su calculadora no marque un saldo negativo. Y es que, un año más, la temporada se cierra con precios por debajo de los costes de producción. Y ya van cuatro.

Y lo que es peor, el sector ya teme que la próxima temporada la situación se repita. Y es que el anuncio del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja de aumentar la recepción de uva choca con la realidad de la productividad esperada para la próxima cosecha y el estilo marcado por los vinos de Rioja Alavesa que priorizan siempre la calidad sobre la cantidad. Porque el organismo admitirá la entrada de uva en bodega de hasta un 10% por encima del rendimiento amparado cuando las escasas lluvias de este año reflejan ya que los racimos serán menos y de menor volumen y que la producción no será capaz siquiera de alcanzar el 93% de recogida de la última vendimia. Así las cosas, este aumento porcentual puede volver a repercutir en el equilibrio entre oferta y demanda y, en consecuencia, en los precios pagados a los viticultores que no serán los mismo con más cantidad de uva que con menos.

La eterna lucha de conseguir organizar un contrato de precios mínimos y un observatorio de precios que asegure una tranquilidad y no permita que los márgenes se queden muy lejos de quien trabaja directamente la materia prima. Y es que, sin ir más lejos, este año los precios medios de la cosecha que quedaba por pagar y que se han abonado recientemente han oscilado entre los 42 y 48 céntimos por kilo de uva, muy por debajo de los 60 ó 70 céntimos que un estudio del Gobierno Vasco marcaba como básicos para cubrir los costes de producción.

incoherencia Una situación que muchos profesionales no han entendido. Y es que, a pesar del difícil escenario que atraviesa el vino Rioja, según los datos de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), las ventas totales de estos caldos en el año 2011 aumentaron un 0,62% respecto a 2010, lo que supone un 1,7 millones de litros más vendidos. Un comportamiento positivo que se ha debido, fundamentalmente, a la excelente respuesta del mercado internacional, donde el incremento de las ventas ha sido de más del 7% y ha logrado compensar la nueva caída del 2,38% que han experimentado los resultados del comercio interior.

En base a los datos oficiales aportados por la memoria del Consejo, Rioja Alavesa cuenta con una superficie de 13.300, 36 hectáreas de viñedo amparado, de las que 12.364,4 son de plantaciones de uva tinta que producen 70.485,42 toneladas de uvas, y 935,96 hectáreas de uva blanca, que dan una producción de 7.145.330 kilos. En total, en Rioja Alavesa, se produjeron en la última campaña 77.630.750 kilos de uva.

Con ellos, Rioja Alavesa preparó 64.555.228 litros de vino, llegados de 362 bodegas, lo que supone seis más que en el ejercicio anterior. Un total de 149 son de criadores, 174 de cosecheros, 32 de almacenistas y siete de cooperativas en las que están asociados 551 viticultores, mientras que hay otros 2.312 agricultores que trabajan por su cuenta en los viñedos.