Vitoria. Una colilla y en pocos minutos las llamas devoran miles de hectáreas de monte sin control alguno, llevándose la vida de cuatro personas por delante. Los ecos de lo sucedido en Girona resuenan todavía en toda la península, también en Álava, que no se libra de la amenaza. El territorio histórico se encuentra en riesgo elevado de incendios ya que ha llovido muy poco y las temperaturas están siendo elevadas. Sin embargo, las medidas de prevención y, sobre todo, la conciencia ciudadana, están evitando mayores desastres.
En lo que va de año se han producido 23 incendios, que han arrasado casi 90 hectáreas. Está siendo una temporada más activa si se compara con la tendencia de la última década, en la que los incendios se han reducido a la mínima expresión. De hecho, la superficie arrasada hasta el momento en 2012 casi duplica a la que se quemó conjuntamente en los años 2011 y 2010. La mayor parte de los focos encendidos se debieron a negligencias aunque también los hubo intencionados, como el que se desató el pasado 29 de marzo en Laguardia, que fue provocado por un pastor que buscaba eliminar matorral para aprovechamiento ganadero. Junto con el de Valluerca, hace escasamente diez días, fue el incendio más importante del año.
Pero lo cierto es que las estadísticas demuestran que los incendios forestales han caído en picado en las últimas dos décadas. Si en los años 80 se declaraban una media de 89 fuegos al día que arrasaban con una superficie de 1.161 hectáreas, actualmente es extraño que se produzcan más de 39 incendios y, la mayoría, sin importancia. Salvo la excepción de 2009, año en el que un incendio quemó 685 hectáreas en Trebiño, lo normal es que el balance no supere las 176 hectáreas.
La prevención, a través de una legislación más restrictiva, ha sido un factor clave. Desde el pasado 13 de julio está totalmente prohibido el uso del fuego en todo medio rural. Además, durante el resto del año es preciso solicitar un permiso a la Diputación para cualquier quema. Ello, unido a la concienciación ciudadana, ha permitido reducir los conatos de incendio o los incendios. "Se ha dado un importante cambio de mentalidad de la población rural de cara al monte y su conservación del medio donde vive", explica José Manuel Murrieta, técnico de Producción y Conservación Forestal de la Diputación de Álava.
Sin embargo, todavía quedan algunos cabos sueltos difíciles de controlar. El trabajo de los agricultores puede ser, de forma inconsciente, un foco de incendios, especialmente en un momento del año como éste en el que se cosecha el cereal. La Diputación aconseja que lleven siempre consigo una mochila fumigadora, una recomendación que no siempre cumplen. "Actualmente, las cosechadoras son nuestro principal problema, y a veces no llevan ni un extintor", asegura Murrieta.
Otro de los factores sobre el que es difícil actuar, por no decir imposible, es el meteorológico. Actualmente, en Álava todos los servicios están en alerta máxima ya que las condiciones son perfectas para que pueda desatarse una tragedia. "Aunque tengamos un buen sistema de prevención y mucha concienciación, no quiere decir que no haya riesgo. Existe y mucho, lo estamos viendo", explica Malen Vilches, directora del Servicio foral de Montes, en referencia al incendio que se desató el pasado 18 de julio en Valluerca, y que acabó con 55 hectáreas. Un fuego que, los dos veranos pasados, que fueron más húmedo, se podría haber evitado o controlado antes.
Recursos En caso de que se encienda la llama, Álava cuenta con una brigada forestal especial dotada de maquinaria específica para trabajar en el monte y con cuatro unidades comarcales de extinción de incendios y salvamento (UCEIS) en Agurain, Espejo, Laguardia y Llodio, además del cuerpo de Bomberos de Vitoria.
Todo ello permite una rápida intervención en caso de que se produzca un incendio en el territorio. "Somos capaces de llegar a cualquier punto en un máximo de 20 minutos", asegura el diputado foral de Administración Local, Javier Ruiz de Arbulo. El diputado recuerda, además, que en verano de 2013 se inaugurará la sede de Bomberos de Campezo, que contara con una ambulancia medicalizada, una autobomba de pequeño tamaño, un camión cisterna, un todoterreno y un camión de forestales.