Vitoria. Se llama Julián Lopo Molino, tiene 76 años, es vecino de Vitoria y se encuentra en paradero desconocido desde el pasado jueves. Su familia no se explica lo que puede haberle sucedido, ya que nunca anteriormente había mostrado comportamientos extraños, pero después de las noticias que obtuvieron de la Ertzaintza, que ya se ha puesto en marcha para tratar de localizarle, no saben qué pensar.
Tal y como relata la hija de Julián, Loli, su padre cuida de su madre, aquejada de Alzheimer, en el domicilio que ambos comparten en la capital alavesa. A diferencia de la mujer, el hombre no presenta ningún tipo de enfermedad y se encuentra en plena posesión de sus facultades mentales.
La familia no tuvo conocimiento de lo ocurrido hasta el lunes, cuando acudieron a la vivienda de los padres para realizar una visita. Fue entonces cuando la madre les comunicó que Julian no había ido a dormir a la casa desde hacía varios días. Después de hablar con ella, supieron que el jueves día 12 fue el último en el que pernoctó en el piso.
Alertados, los familiares corrieron a la comisaría de la Ertzaintza para denunciar la desaparición de Julián. Allí, los agentes les indicaron que habían hablado con él el mismo jueves, después de que una pareja de motoristas le encontrara sentado en un quitamiedos de la carretera N-240. Los agentes les aseguraron que su conversación era coherente y que estaba tranquilo. Julián les comunicó que se dirigía a pie a la localidad de Luko y que se encontraba bien. "Todo es muy extraño. Mi padre es muy de ciudad, no me explico porqué iba a Luko. Además, nunca se ha perdido ni se ha comportado así", señaló ayer su hija.