Los niños viven llenos de preocupaciones y no consiguen afrontar los problemas que padecen día a día. Es por ello que muchas veces se ven envueltos en emociones negativas y en depresiones. Victoria del Barrio cree que es necesario tratar la enfermedad antes de que salga a la luz, ya que una vez inmerso en ella es sumamente complicado dejarla de lado.

¿Qué ideas clave remarcaría para eludir la depresión infantil?

Antes de nada, me parece imprescindible identificar los principales factores de riesgo que hacen a un niño proclive a desarrollar una depresión. Por un lado, hay menores que estructuralmente, por su organismo y por su personalidad, tienen más posibilidad que otros de tender a la depresión. Ante acontecimientos adversos, unas personas sienten tristeza pero rápidamente la superan; en cambio, otras se desajustan emocionalmente y caen en fuertes depresiones. Por otro lado, cabe destacar que las niñas son propensas a deprimirse con mayor facilidad que los niños. Otro grupo de riesgo lo constituyen los niños que están sometidos a presiones sociales importantes, como pertenecer a minorías o tener familias con climas poco afectivos. Asimismo, los niños que hayan presenciado acontecimientos negativos, tales como desastres naturales, incendios o accidentes, tienen mayor probabilidad.

Y una vez detectados los factores de riesgo...

Desde un punto de vista estadístico, los predictores más urgentes son las personas que han tenido o tienen un miembro de la familia deprimido y han vivido un episodio previo. En esta línea, el proceso debe tener continuidad en el mundo escolar. Es indispensable que la educación contribuya a detectar los niños que han tenido episodios terroríficos, al mismo tiempo que sería interesante atender a las mujeres en edad de procrear, ya que tratar la depresión adulta es una forma de prevenir la depresión infantil. Según datos cuantitativos, un 60% de los adultos deprimidos han tenido un episodio infantil. Además, la probabilidad de que se vuelva a producir es muy alta, por tanto, serviría para evitar la decadencia.

¿Cómo influye el ámbito familiar en el desarrollo de los menores?

La pérdida de algún ser cercano influye directamente en la depresión infantil, ya que es lo que más cerca tiene el niño cuando se constituye como persona. En los primeros seis años de vida, el menor prácticamente puede valerse de sus padres, pero a partir de esa edad necesita tanto a sus amigos como a sus tutores. En esa etapa, la figura del compañero cobra fuerza y se convierte en fundamental.

¿Qué tipo de educación es adecuada para que los hijos no caigan en trastornos depresivos?

La crianza de los hijos se rige por dos variables: la comunicación afectiva y la legislación. En ese sentido, la combinación entre ambas cuestiones es la más beneficiosa para los más pequeños. Es decir, lo más adecuado es quererles mucho y saber controlarles para que sepan alternarse a la legislación del mundo. Todavía queda mucho por hacer en este ámbito, ya que la mayoría de los padres actuales, al tener un hijo único, son demasiado permisivos y protectores con sus hijos. Entonces, cuando el niño sale al exterior no se adapta bien y se da cuenta de que la vida no es igual que dentro de su hogar.

¿Qué consejos daría a los padres?

Les diría que no hace falta regular la totalidad de la vida de un niño, pero sí hay que establecer unas normas y hábitos de limpieza, de orden, de estudio y de interacción social. Cada niño debe tener una tarea, por muy pequeña que sea, y si los padres la hacen por él están privándole de su cuota de socialización, la cual verá afectada con el paso de los años.

¿Eso supone limitar la libertad de los más pequeños?

La libertad de una persona termina cuando empieza la de otra. Para vivir cooperativamente, es indispensable poner la libertad de cada uno a disposición de los demás y aprender a compartir.

¿Existe alguna unión entre suicidio y depresión infantil?

Por supuesto, aunque no todos los suicidas son deprimidos. Los intentos suicidas pueden acontecer tanto en niños deprimidos y no deprimidos, como en otros enfermos. En cualquier caso, en proporción con las demás perturbaciones mentales, es verdad que la mayor parte de personas que decide quitarse de en medio es a causa de una grave depresión. Así, el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte juvenil.