BARCELONA. Según las cifras del Departamento de Salud de la Generalitat, desde la medianoche, cuando ha entrado en vigor el nuevo tributo, hasta las 13 horas de hoy se han dispensado 70.000 recetas, y en todos los casos se ha podido cobrar la tasa, excepto en seis en los que se han producido errores técnicos que se están estudiando.

"El sistema informático ha funcionado bien, y las oficinas de farmacia han podido ir resolviendo los problemas que han ido apareciendo; no hemos registrado incidencias remarcables", ha destacado el gerente de Atención Farmacéutica y Prestaciones Complementarias del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), Antoni Gilabert.

A lo largo de la mañana, el Departamento de Salud sólo ha detectado un caso de una persona que, en señal de protesta, no ha querido abonar la tasa farmacéutica.

El secretario general de ICV, Joan Herrera, ha señalado hoy que tiene previsto apoyar a todos aquellos catalanes que decidan no pagar la tasa de un euro por receta.

Todas las farmacias disponen de un formulario en el que el usuario que no quiera pagar debe introducir sus datos, que el farmacéutico remitirá al Departamento de Salud para que tramite la pertinente reclamación del tributo, con una recargo del 20 % sobre el importe.

Desde esta medianoche, todos los catalanes que van a una farmacia con una receta expedida por el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) deben abonar una tasa de un euro por medicamento -hasta un máximo de 61 euros anuales-, a excepción de unos 127.000 ciudadanos en riesgo de exclusión social, que son beneficiarios de pensiones.

Con esta medida, también conocida como "tique moderador", el Govern de la Generalitat quiere reducir el abuso en el abastecimiento de medicamentos y recaudar unos 100 millones de euros anuales que se destinarán a financiar el sistema sanitario catalán.

La amplia repercusión de esta medida en la opinión pública ha provocado que, en los últimos días, muchos ciudadanos se apresuraran a retirar medicamentos prescritos antes de la entrada en vigor del tributo.

Consecuentemente, en el día de la entrada en vigor de la tasa los farmacéuticos han observado una notable caída de la afluencia de clientes, incluso por debajo de un sábado normal.

En general, los usuarios han encajado con resignación este nuevo tributo exclusivo catalán, a sabiendas de que en las próximas semanas también tendrán que aportar más con la entrada en vigor, en julio, del nuevo sistema de copago del Gobierno.

"Qué le vamos a hacer, habrá que pagar", se resignaba esta mañana Francisco Planas, paciente crónico, mientras abonaba la tasa del euro por receta en una farmacia del centro de Barcelona.

La medida del Govern no agrada a los farmacéuticos, que se ven obligados a asumir un papel de recaudadores que no les toca y a hacer constantemente pedagogía a los usuarios que desconocen los detalles de la nueva tasa.

El tributo también ha despertado el rechazo de los principales partidos políticos, incluido el PPC, que inicialmente apoyó la tasa pero que exigió su retirada cuando el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó el nuevo sistema de copago.

"Las familias catalanas están pasando momentos muy difíciles y no se les puede exigir, por la tozudez de CiU, un doble esfuerzo", ha destacado hoy el portavoz del PPC en el Parlament, Enric Millo.