Barcelona. El Ministerio de Interior rebajará de 100 a 90 kilómetros por hora el límite de velocidad en las carreteras secundarias y estudia elevar el máximo en las autopistas y autovías de los 120 a los 130 por hora, anunció ayer el ministro Jorge Fernández Díaz.
En declaraciones a los periodistas tras participar en el foro Barcelona Tribuna, el ministro indicó que, junto con la Dirección General de Tráfico, están trabajando en redimensionar los límites de la velocidad porque hay un consenso social sobre que el diferencial de veinte kilómetros por hora entre las vías rápidas y las carreteras secundarias "no es razonable". Ante este diagnóstico, el ministro ha planteado tres alternativas: elevar el límite de 120 por hora en las autopistas y autovías; reducir el límite de 100 por hora en las carreteras secundarias; o un mixto, en el que subiría el límite en las autopistas y se reduciría en las carreteras secundarias. Por el momento, Fernández Díaz ha afirmado que ya tienen decidido rebajar de 100 a 90 por hora el límite en las carreteras secundarias, pero que en cambio todavía no tienen claro si elevarán el límite en las autopistas para que pase a ser de 130 por hora. En este sentido, ha afirmado que la posibilidad de que en las autopistas y autovías se pueda ir a 130 está todavía en estudio.
Hace tan sólo una semana, la directora general de Tráfico, María Seguí, animaba a los conductores a circular por las autopista y autovías en vez de las carreteras secundarias porque el riesgo de sufrir un accidente se multiplicaba por dos. El pasado año fallecieron 1.166 personas en las vías secundarias, lo que supuso el 79% de las víctimas mortales. Este año las estadísticas están a la par, con un 80% de los muertos. "La probabilidad de sufrir un accidente en estas vías secundarias es el doble y el riesgo de sufrir una lesión mortal es el triple", explicaba Seguí.
El presidente de la Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes de Trafico (DIA), Francisco Canes, aplaudió ayer la "valiente" decisión del Ministerio del Interior de reducir de 100 a 90 kilómetros por hora el límite de velocidad en las carreteras convencionales. Canes se ha mostrado convencido de que circular más despacio en estas vías reducirá los accidentes y su gravedad, mejorará la calidad del medio ambiente y supondrá un ahorro en la factura energética. "Ahora esperamos que las vías se doten de elementos de seguridad que impidan muertes absurdas por salidas de la vía que con mínimas protecciones podría evitarse", añadió el presidente de DIA.