Vitoria. Hace ya tres cursos que el Departamento vasco de Educación permitió a los centros educativos impartir religión islámica dando así cumplimiento a la LOE. En Álava, sin embargo, siguen sin conseguir que se forme una clase a pesar de que existe una creciente demanda. Los colegios no encuentran profesores que impartan esta asignatura, una cuestión de la que la comunidad islámica responsabiliza al Gobierno Vasco, que a su juicio exige requisitos demasiado estrictos para contratar a los maestros.

De cara al próximo curso la situación va a seguir igual. Educación ha abierto las listas de candidatos a sustituciones en centros públicos y, según ha podido saber este periódico, todas las personas inscritas para impartir religión islámica -en torno a una veintena- han sido rechazadas, no sólo en Álava, sino también en Gipuzkoa y en Bizkaia. Este último territorio es el único que oferta esta materia en Euskadi, pero cuenta con una única profesora para atender a todo el alumnado.

La razón de que la totalidad de los aspirantes hayan quedado fuera de las listas está en los requisitos establecidos por el Gobierno Vasco desde que el pasado año esta institución asumiera la contratación directa de profesores de religión, una responsabilidad que antes recaía sobre el Ministerio de Educación. Hasta la fecha, bastaba cualquier licenciatura para impartir esta materia, además del reconocimiento del la Comisión Islámica de España, que es el órgano que da el visto bueno definitivo a los maestros. Sin embargo, desde que se materializó la transferencia al Departamento vasco de Educación, es imprescindible estar en posesión del título de Magisterio.

Desde el área que dirige Isabel Celaá insisten en que se están limitando a cumplir la Ley. "En función de la legalidad vigente no se pueden dar clases a niños si no se tiene esta titulación", aseguran fuentes de este Departamento. Lo cierto es que la medida está suponiendo a las escuelas verdaderas complicaciones para dar con personal capacitado para impartir esta asignatura, hasta el punto de que ni Álava ni Gipuzkoa han conseguido incluirla en su oferta formativa todavía.

La Unión de Comunidades Islámicas del País Vasco, por su parte, pide que se flexibilicen los requisitos. Según explica, la implantación de musulmanes en Euskadi es una fenómeno "relativamente reciente" por lo que no existen personas que cuenten con una titulación homologada de Magisterio. Como consecuencia, y a pesar de que se está dando un aumento de demanda importante de familias que quieren que sus hijos aprendan el Corán en la escuela, "se ha parado todo el proceso".

Se calcula que cada curso quedan sin atender en Álava más de un centenar de peticiones. Educación está obligado a crear una clase siempre y cuando en un centro haya más de diez demandantes. Sin ir más lejos, el pasado curso autorizó a ocho escuelas públicas alavesas a incorporar esta religión a su oferta, sin embargo, no pudieron arrancar por falta de profesores. De momento es Bizkaia el único territorio donde se puede estudiar la religión islámica dentro de los colegios. Hace tres años se autorizó a una profesora con titulación en Filología árabe para impartir esta asignatura y desde entonces no se ha contratado a más personal, por lo que la maestro debe rotar entre los distintos centros educativos en los que exista demanda.

En vista de la complejidad que se está dando para incorporar esta materia a la enseñanza reglada, el consultado de Marruecos ha organizado clases extraescolares en algunos centros educativos. Es el caso del colegio Samaniego, en la capital alavesa, donde ofrecen como actividad la lectura del Corán con la colaboración del Ayuntamiento gasteiztarra.

Se calcula que en Álava residen 9.532 musulmanes que, a través de sus distintos interlocutores como la Unión de Comunidades Islámicas de Euskadi o el Consejo Islámico del País Vasco, luchan por conseguir una serie de derechos de acuerdo con sus creencias. Uno de sus mayores logros (en todo Euskadi) ha sido que en los comedores escolares se sirva carne halal, pero aún quedan cuestiones pendientes como la construcción de un cementerio donde poder sepultar a sus muertos según sus ritos, algo que ya se consiguió en el camposanto vizcaíno de Derio.