Vitoria. El catedrático de Farmacología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) José Javier Meana afirmó que el consumo "lúdico" del cannabis "es un derecho que posiblemente debe reconocerse", tras lo que señaló que, salvo en algunos sectores de la población, sus efectos sobre la salud son "mínimos". El experto compareció ayer ante la ponencia del Parlamento Vasco para el análisis de una solución regulada de la actividad de los denominados clubes sociales de cannabis.
Al respecto, subrayó la necesidad de "desligar" el consumo "lúdico o recreativo" de esta sustancia de su uso terapéutico. Meana discrepó de aquellos que recurren al "argumento" del uso terapéutico para cultivar o consumir cannabis por su cuenta, así como para defender su legalización. Según explicó, ya existen productos farmacéuticos comercializados que contienen esta sustancia, que se consideran medicamentos y cuya prescripción y control corresponde a un profesional sanitario. "No existe el porro terapéutico", manifestó. En el caso del uso "lúdico" del cannabis, consideró que "entra en el terreno de los derechos civiles" y que, "posiblemente, es un derecho que se debe reconocer". En la misma línea, se mostró partidario de "regular" el estatus de las asociaciones de consumidores de cannabis.
Meana recordó que la legislación sobre drogas "se basa sobre todo en el hecho de que vulneran la salud o se considera que se vulneran la salud", por lo que su distribución se considera un "atentado" contra la misma. No obstante, aseguró que los daños de esta sustancia sobre la salud, con carácter general, "son mínimos" y que, incluso, su consumo habitual causa menos perjuicios que una "intoxicación aguda".
Medidas preventivas "Hay una contradicción indudable en condenar a alguien por vulnerar aspectos relacionados con la salud, cuando luego resulta muy difícil demostrar eso desde un punto de vista científico", afirmó. De todas formas, alertó de que esto no significa que el cannabis sea "inocuo" y que sus efectos son más perjudiciales en determinados sectores de la población. Entre ellos, citó a los adolescentes, debido a que el consumo de esta sustancia afecta a los procesos cognitivos. Por ese motivo, reclamó que se potencien las medidas "preventivas" .
También alertó de los riesgos que implica esta sustancia para los enfermos mentales, en este caso citó a las personas afectadas por una psicosis esquizofrénica, cuyas patologías se pueden ver agravadas de forma significativa por su consumo.