Vitoria. Cerca de 700.000 ciudadanos vascos, el 31% de la población de la CAV, residen en áreas con elevados índices de deterioro y que necesitan de una intervención más o menos urgente. Se trata, sin lugar a dudas, de un registro contundente que pone en entredicho el elevado nivel de vida que se disfruta en Euskadi en comparación con otras comunidades del Estado. El Departamento vasco de Vivienda y la Fundación Tecnalia alertan en un reciente informe sobre esta realidad, sustentada en un intensivo trabajo de campo a través de los 1.698 distritos que componen la comunidad. Las zonas señaladas en rojo comparten cinco parámetros de vulnerabilidad muy concretos. Sus edificios adolecen de eficiencia energética, tienen unos problemas de accesibilidad, habitabilidad y estabilidad "muy importantes y generalizados" y se caracterizan también por la vulnerabilidad social de sus habitantes. La ineficiencia energética, fruto de la elevada edad constructiva de los edificios, es el déficit más acusado y generalizado, seguido por la accesibilidad y la vulnerabilidad social.
El Diagnóstico de las necesidades de intervención en la renovación del parque edificado de la CAV, título de este informe, hace hincapié de que más de la mitad de los vecinos de esas zonas críticas, 352.272 en total, residen en zonas con un nivel de deterioro calificado como "muy alto", un perfil que coincide con el de los núcleos de población que se expandieron al calor del desarrollo industrial de las décadas de los cincuenta y sesenta del pasado siglo. Vecindarios caracterizados por haber absorbido mucha mano de obra en periodos de tiempo cortos, una circunstancia que facilitó su rápido crecimiento en forma de hogares de dimensiones reducidas y de poca calidad. Actualmente presentan una población envejecida, lo que agrava los problemas de accesibilidad y dependencia con los que ya cuentan.
Los barrios gasteiztarras de Coronación y Zaramaga, especialmente el primero, son los únicos de todo el territorio alavés que se encuentran en el punto de mira del Gobierno Vasco y Tecnalia. Esto convierte a la provincia en la que cuenta con un menor número de zonas críticas en números absolutos y relativos. El resto de barrios vascos que requieren de una intervención más o menos urgente se encuentran en las localidades de Abanto, Barakaldo, Basauri, Bilbao, Erandio, Santurtzi y el valle de Trapaga (Bizkaia) y Azkoitia, Beasain, Donostia, Eibar, Pasaia y Hondarribia (Gipuzkoa).
El texto advierte de que el importante envejecimiento que presenta el parque vasco de viviendas, donde el 73% de los inmuebles es anterior al año 1980, anticipa un futuro crítico para muchas áreas si no se realizan mejoras en un plazo corto de tiempo. Las más castigadas, que ya han sido declaradas zonas degradadas o de rehabilitación integral, se encuentran fundamentalmente en el área del Gran Bilbao y en áreas industriales de Gipuzkoa.
La investigación de Vivienda y Tecnalia acota a tres tipologías concretas de barrio esas zonas que presentan unos mayores índices de vulnerabilidad. Son, principalmente, los cascos históricos, las zonas periféricas -denominadas también barrios espontáneos-, así como los distritos obreros. Los primeros se caracterizan por sus construcciones con estructuras de madera, con problemas de accesibilidad importantes, con déficits de habitabilidad por la falta de instalaciones y servicios básicos, con falta de aislamiento térmico y en muchos casos de calefacción, y por estar habitados por un colectivo envejecido, inmigrantes o jóvenes de forma transitoria.
Bajos recursos Los barrios espontáneos, próximos a áreas industriales o ubicados en zonas rurales, están marcados por los importantes problemas de accesibilidad a los servicios básicos y a los propios edificios, que aglutinan un perfil social de población envejecida o con bajos recursos económicos. Entretanto, los distritos obreros cuentan por lo general con construcciones sin aislamiento térmico y cuyas superficies, frecuentemente, suelen ser inferiores a los estándares mínimos requeridos en la actualidad. Son áreas, según especifica el informe, que suelen encontrarse alejadas de servicios básicos de los municipios y que atraen a un colectivo específico de bajos recursos económicos.