Vitoria. Se inauguró a finales de septiembre de 2011 y la macrocárcel de Zaballa presenta ya problemas "que constituyen graves riesgos que pueden afectar a la salud y seguridad de los trabajadores". El diagnóstico lo suscribe el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del País Vasco y forma parte de un informe con encabezamiento de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y membrete del Ministerio del Interior. El documento detalla una serie de "anomalías" detectadas tras la realización el pasado febrero de una inspección en el centro penitenciario. Un reconocimiento exhaustivo que da cuenta de filtraciones, instalaciones incompletas, ausencia de señalización obligatoria y humedades cercanas a los cuadros eléctricos, entre otras incidencias.

El colectivo de apoyo a presos Salhaketa que sigue de cerca la actividad del nuevo penal alavés, difundió ayer el contenido de este informe en el que se recogen hasta una docena de tipos de deficiencias. El documento, sellado por el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales (SPRL) y firmado por el responsable del centro penitenciario, adjunta trece fotografías para ilustrar los elementos y desperfectos que deben subsanarse.

Existen dos capítulos diferenciados dedicados al peligro de caídas. El primero, centrado en las personas, alerta de la existencia de escaleras de anchura superior a 120 centímetros sin pasamanos a ambos lados y sin tiras antideslizantes. Asímismo, señala que en la escalera de acceso a la cocina y talleres el riesgo se hace "intolerable" con condiciones meteorológicas desfavorables -lluvia, hielo y nieve-. En el muelle de carga del patio de la cocina y almacenes faltan la señalización de caída a distinto nivel y una barandilla, mientras que en la rampa de acceso al puesto de la Ertzaintza no se han instalado barandillas laterales. En general, se aprecian suelos resbaladizos tanto en el interior como en el exterior "agravándose el riesgo por la lluvia, hielo o nieve".

En los portones faltan los sistemas de contrapesos de sujeción y los sistemas de seguridad anticaída. En las esclusas de seguridad y puertas eléctricas no se han colocado las señalizaciones obligatorias, al igual que en los ascensores y montacargas del complejo penitenciario.

Goteras y humedades Se han localizado goteras y humedades en áreas donde operan equipos de trabajo eléctricos. También se acumula agua hasta el punto de formarse charcos en el suelo de algunas cabinas de control de acceso de funcionarios y Ertzaintza. En cuanto al sistema de protección contra incendios, el informe subraya que hay extintores mal ubicados y sin señalizar. Todos los que se han colgado en la pared se elevan, en su parte superior, por encima de los 1,70 metros. En las cabinas de los módulos están, en algunos casos, en el suelo y sin señalizar. En otros, simplemente se han emplazado en lugares de difícil acceso.

En las vías de evacuación la señalización es "escasa y confusa" al existir un único modelo para pasillos, escaleras y salidas de emergencia, lo cual induce a error. También hay salidas de evacuación que abren hacia el interior y ninguna de las vías de escape con sistema antipánico cuenta con la debida señalización. En los ascensores y montacargas no se han colocado los carteles que prohiben su uso en caso de incendio.

En los viales interiores, la señalización de los límites de velocidad y de las zonas de tránsito para peatones resultan insuficientes, lo cual podría dar lugar a atropellos, golpes o choques contra vehículos.

Las condiciones de temperatura en la cocina resultan "extremas". El termómetro marca sólo 12 grados después de varias horas de trabajo con la maquinaria en funcionamiento, "aunque los trabajadores nos informan de que la temperatura en días de frío es mucho menor". En las cabinas de control de funcionarios, los sistemas de climatización no alcanzan, por lo que se ha hecho necesario calefactores auxiliares. A pesar de ello, no se superan los 17 grados. El frío unido a las humedades contribuyen a aumentar la incomodidad.

El informe también se hace eco de la deficiente limpieza en las cabinas de control de accesos exteriores, así como del riesgo de transmisión de microorganismos por vía respiratoria a través de las ventanillas de atención al público. Finalmente, recoge el peligro de golpearse contra las puertas y tabiques acristalados al no estar señalizados ni separados de las vías de circulación o de los puestos de trabajo.