Bilbao. Las imágenes captadas por varias cámaras de seguridad de una sucursal bancaria y de Megapark, en Barakaldo, podrían esclarecer las circunstancias de la brutal agresión que sufrió J.J. R. M, un baracaldés de 40 años que falleció la madrugada de ayer en el barrio de las torres de San Vicente. La Policía Local del municipio y la Ertzaintza detuvieron poco después de la agresión a tres jóvenes de entre 18 y 23 años, con numerosos antecedentes policiales, como presuntos autores del homicidio. Sin embargo, poco se sabe sobre cómo se inició la trifulca y por qué se tornó tan extremadamente violenta. Por ello, las imágenes captadas por las cámaras son importantes para aclarar algunos aspectos. Así, la Er-tzaintza trata de averiguar si el encuentro entre los tres jóvenes y la víctima fue fortuito o, si ya existía una relación que dio origen al violento desenlace.
El suceso se registró sobre las tres y cuarto de la mañana en la calle San Bartolomé, en el entorno de las torres de San Vicente, y en las cercanías de una conocida discoteca, situada en el centro comercial Megapark. Isabel vive encima de la sucursal bancaria, en San Bartolomé, en frente del lugar en donde sucedió la agresión. "A las cuatro de la mañana, las sirenas me han despertado y me he asomado a la ventana y he visto a una persona en el suelo. No se movía... Del susto no he podido pegar ni ojo", relata.
Lo cierto es que la rapidez con que reaccionaron los agentes de policía fue clave para la detención de los tres jóvenes. Nada más recibir las primeras llamadas de aviso, una patrulla de la Policía Local se personaba en el lugar de los hechos y comprobaba que había un hombre herido de gravedad, tumbado en el suelo y sangrando en abundancia. Según ha podido saber DEIA, cuando llegaron los agentes, el hombre respiraba con dificultad, apenas tenía pulso y sangraba de forma abundante por la nariz. La policía avisó de inmediato a los servicios de emergencias que se personaron en el lugar para atender al hombre, pero dada la gravedad de las heridas nada pudieron hacer por salvar su vida. "He visto cómo dos sanitarios le intentaban reanimar, pero el pobre no reaccionaba. Se lo han cargado a golpes", describía Isabel, mientras que apuntaba con el dedo el lugar donde caía malherido el vecino de Barakaldo.
La detención de los tres jóvenes fue rápida. Mientras que J.J. R. M, se debatía entre la vida y la muerte, tendido en el suelo, los agentes de la Policía Local que integran el dispositivo especial desplegado las noches de los fines de semana en los alrededores de Megapark fueron informados de que los sospechosos habían huido a la galería cubierta del centro comercial. La colaboración de los vecinos y de los testigos de la agresión ayudó a localizar a los tres jóvenes que huyeron a pie tras golpear al hombre. En cuestión de minutos, los agentes, con la ayuda de los guardas de seguridad del recinto, procedían a la detención de dos de los sospechosos. El tercero fue localizado y arrestado en el interior de la citada discoteca. Durante los arrestos se vivieron momentos de tensión, e incluso uno de los detenidos lanzó insultos y amenazas contra algunos agentes.
Los tres detenidos fueron identificados como E.A.B., de 18 años, natural de Barakaldo y vecino de la localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros; A.S.C., de 21 años, domiciliado en Zaratamo, y E.S.L., de 23 años y domiciliado en Galdakao, aunque también es natural de Barakaldo. Además, los dos últimos cuentan con diversas detenciones anteriores. Así, E.S.L. ha sido arrestado en dos ocasiones por sendos delitos de violencia familiar y machista, después de ser denunciado por su padre y su novia, respectivamente. Además, cuenta en su historial con varias detenciones por daños en vehículos y cabinas telefónicas. Por su parte, a A.S.C. se le relaciona con un robo con violencia, una falta por lesiones y daños y con la quema de un contenedor en Bilbao, en agosto de 2011, cuando fue detenido al ser pillado in fraganti.
Hipótesis "Algunos dicen que el fallecido iba a la discoteca que está justo enfrente, pero ya me extraña, teniendo en cuenta que ese es un local para gente mucho más joven. Una vecina ha dicho que podía haber ido a sacar dinero a la caja y que allí le ha pillado. Seguro que le fueron a robar. La gente va muy pasada", comentaba la camarera de un bar ubicado en la zona.
Los comentarios y las mil y una hipótesis corrieron como la pólvora entre los vecinos de la zona que ayer salieron a disfrutar de una jornada festiva. Con el sol de la mañana saltaba la noticia y se vislumbraban los restos de la cinta que la Policía Local había utilizado para acordonar la calle. "Me he despertado y lo primero que he oído en la radio es lo del muerto. No vamos a poder ni salir de casa", comentaba una señora en la panadería del barrio.
El incidente se produjo a las 03.15 horas. Los vecinos daban la voz de alarma y avisaban a la policía. "Un vecino se ha asustado del ruido. Teniendo en cuenta que muchos jóvenes van a la discoteca y hacen botellón en la zona, no es de extrañar que haya jaleo aquí", se lamentaba Juan, otro vecino.
Además de las reacciones de los vecinos de la zona de San Vicente, la agresión mortal generó las reacciones de los representantes políticos del Ayuntamiento de Barakaldo. El alcalde, Tontxu Rodríguez, y la concejal de Seguridad Ciudadana, Olga Santamaría, manifestaron a través de un comunicado "su condena más enérgica" por "este asesinato" y transmitieron sus condolencias a la familia del fallecido. "Que el peso de la ley recaiga sobre los responsables de esta salvajada y se haga justicia".
También la concejal del PNV en Barakaldo, Amaia del Campo, a través de las redes sociales mandaba "un fuerte abrazo a la familia del vecino" de Barakaldo asesinado. "Me parece imposible entender que alguien pueda acabar con la vida de un ser humano", escribía.
La víctima permaneció una hora con vida hasta que, finalmente, fallecía sobre 4.15 horas. La Policía vasca intenta ahora unir las piezas del puzzle que esclarezca cómo se produjeron los hechos de esta pelea mortal. Y mientras, Barakaldo suma un nuevo muerto a su negra estadística: en cinco años, cuatro personas han sido asesinadas en las zonas de bares de la localidad.