vitoria. Un vitoriano, Aitor Ortiz de Zarate, se hizo ayer con la txapela por su ejecución del aurresku en el certamen que cada año se celebra en las campas de Estibaliz demostrando que Álava cuenta cada vez con una mejor cantera dentro del mundo de las dantzas.
Un año más, la hospedería acogió una nueva edición del Concurso de Aurresku y de Baile Suelto Alavés, la número veinte ya. Una treintena de jóvenes tomaron parte en un certamen que, con el tiempo, ha ido haciéndose un hueco en la agenda hasta el punto de convertirse en una de las citas más importantes de Euskal Herria.
Cientos de personas acudieron al llamamiento movidos por la curiosidad o por su interés en esta modalidad de baile, y el comentario en relación a la gran calidad de las actuaciones fue algo generalizado. "Este año hay un nivel muy bueno, el jurado lo ha tenido verdaderamente difícil, ha estado reñido", explicaba Natividad López Uralde, presidenta de Arabako Dantzarien Biltzarra.
El veredicto final dejó una grata sorpresa para los dantzaris alaveses. El gasteiztarra Aitor Ortiz de Zarate se alzó con la txapela al mejor aurresku, un gran reconocimiento a la cantera de este territorio, que según recuerdan desde el colectivo de dantzaris, cada año toma más fuerza. "Hay mucha gente joven y eso es bueno", recordaba ayer López Uralde.
De hecho, la representación alavesa en este certamen contó con tres parejas y tres aurreskularis, todo un récord en un territorio en el que el baile no goza de tanta tradición como en Gipuzkoa o Bizkaia. "Si el año pasado la participación bajó, en esta edición se ve que los jóvenes están más animados", explicaba la presidenta de Arabako Dantzarien Biltzarra.
Quienes entienden de danzas vascas destacaron la técnica empleada por los participantes, los pasos, el ritmo y la coordinación. Otro aspecto que tuvo muy en cuenta el jurado fue la vestimenta empleada por los dantzaris, que incluso fue merecedora de algún premio. El resto de los premios, el de parejas, recayó en la representación vizcaína. Unos y otros recibieron una gran ovación por parte del público allí congregado.