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HAN escuchado cientos de veces lo que sufrieron sus padres y abuelos hace 75 años y, como buenos guerniqueses lo llevan marcado en su carácter. Por eso los cerca de 180 vecinos de la localidad que ayer ejercieron de actores-cantantes en la representación teatral Gernika Sutan que recreaba el bombardeo de 1937 portaban en su interior un sentimiento especial que les aportaba una pasión añadida.

Uno de ellos era Denis Azkarate, solista de Marijeses, que en la actuación guió cada escena anunciando con sus sones lo que acaecería en cada una. "Sentimos que una parte de lo que sucedió nos cae a nosotros, y nos salpica", simboliza. "No es nostalgia la palabra que define lo que siento, porque no es algo que vivimos. Pero sí vivimos un sentimiento inculcado durante años por lo que nos han contado nuestros padres", analiza.

Él guió a los actores desde el auditorio Seber Altube hasta Foru Plaza, pasando por el resto de las localizaciones callejeras en las que se desarrolló la representación teatral y que tenían un especial simbolismo. "A nuestra manera, realizamos una denuncia de lo que fue el bombardeo", explica Azkarate.

interiorizado

Una historia propia

Algo más veterana, aunque sin la suficiente edad como para haber conocido en primera persona el ataque aéreo, Josefina Ozamiz recuerda que al estudiar por primera vez los textos que debía cantar pensó, "¡si todo lo que cantamos es como lo contaba mi padre!". Ella actuó como baserritarra que emergía con vida de entre las cenizas y gritaba al cielo su pesar. "Siento el bombardeo como algo muy nuestro; muy de Gernika. Eso me sirve para meterme más fácil en el papel. Es muy emocionante", reconoce.

Sobre la escultura Astelehena Jai, en honor al baserritarra, su actuación fue seguida por cientos de personas, al igual que en el resto de los emplazamientos a los que los seguidores se trasladaban casi en estampida. "Me gusta mucho cantar y me produce sensación de nostalgia. Me acuerdo de mi padre, de mi niñez, en las Carmelitas, en el cine Los Tilos? Incluso ahora que lo recuerdo, me emociono", señala.

Edurne Magunagoitia también seintió algo especial al actuar ayer. "Mi abuela me contaba que no quería entrar en los refugios y el no entrar le salvó la vida". Y cantó en el lugar donde se ubicaba el refugio de Andra Mari, cuyo hundimimiento por las bombas mató a 45 personas. Y si bien no es partidaria de conmemorar continuamente el luctuoso bombardeo, cree "importante que no se les olvide a los más jóvenes".

Las habilidades interpretativas de estos tres actores por un día se exaltaron al máximo al verse impregnadas ayer de un sentimiento que los guernikarras llevan en sus genes. Y pudieron revivir la historia de sus mayores, la del horror de las bombas sobre Gernika.