madrid. El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), cardenal Antonio María Rouco Varela, apeló ayer a la caridad y a la necesidad de apartarse "de la codicia" como guías para ayudar a superar la grave crisis económica. El también arzobispo de Madrid hizo estas reflexiones en su discurso inaugural de la 99 Asamblea Plenaria de la CEE, en la que se refirió brevemente a la grave crisis económica que atraviesa la sociedad española.

Así, subrayó que sin caridad no habrá una "buena solución a la crisis" y sin "sincera generosidad" no será posible la verdadera "cooperación y concordia" entre los actores políticos y sociales. Rouco explicó a los obispos que no es el papel de la Iglesia "entrar en el análisis ni en las soluciones propiamente económicas y políticas", pese a que se trata del "factor más preocupante y al que hay que prestar la más cercana atención".

Lo que sí es deber de la Iglesia es "ayudar al análisis cultural y moral para llegar al fondo de las causas de la situación dificilísima que vivimos", dijo.

Así pues, a lo largo de los próximos días, la CEE trabajará sobre un nuevo plan pastoral que incluirá una reflexión sobre la crisis y sus causas con la premisa de que "si no se sigue el camino que hace posible la caridad, no será posible una buena solución a la crisis". Según el cardenal, sin caridad y generosidad sincera "será imposible" cambiar las costumbres que han conducido a la crisis y que "seguirán amenazantes aún cuando hayan sido solucionados los problemas más graves". El cardenal subrayó que es necesario apartarse de toda la codicia que conduce a identificar la felicidad con la "mera acumulación de bienes" y "a la búsqueda irresponsable del enriquecimiento rápido, así como a la cultura del endeudamiento exagerado". Asimismo aseveró que todo ello es indispensable para afrontar con "altura de miras, valentía y espíritu de sacrificio las reformas necesarias, salvaguardando la justicia y protección de los más débiles".

Otro asunto que ocupará a la Asamblea Plenaria de la CEE es la necesidad de presentar un nuevo catecismo para la educación de niños y adolescentes con el objetivo de salvar el "serio obstáculo para la fe" que supone la "confusión doctrinal, la desmemoria y el analfabetismo religioso" tan extendido entre los jóvenes.