VITORIA. Los expedientes policiales realzan la relación existente en la capital alavesa entre determinados locales de hostelería, fundamentalmente ubicados en barrios consolidados de la ciudad, y la venta y distribución de estupefacientes, generalmente, cocaína y hachís. Dicha entente capitaliza buena parte de las detenciones relacionadas con el menudeo realizadas por los distintos cuerpos de seguridad que operan en estos lares. Un buen ejemplo de tal circunstancia se encuentra en el arresto efectuado por la Guardia Urbana gasteiztarra el pasado jueves. En concreto, los agentes redujeron a un varón de 26 años, responsable de un establecimiento público de la calle Iturritxu, al que, al parecer, sorprendieron en el ejercicio de una segunda actividad laboral. Ahora bien, el caso se las trae. No en vano, el éxito policial obedeció a la declaración de un cliente descontento con el servicio recibido en el citado negocio. Según parece, una discusión en la que se blandió con violencia una barra de hierro animó al delator a llamar a la Policía, a acusar al gerente del bar de la agresión sufrida y a alertar a los municipales de que el lugar era una tapadera utilizada para distribuir pequeñas cantidades de sustancias ilegales. Dadas las circunstancias, la Policía actuó y descubrió varias cosas, entre ellas, que en la tasca en cuestión se comerciaba con cocaína y hachís y que el presunto narco era un prodigio a la hora de mantener al día sus cuentas, que anotaba en una pequeña agenda, junto al nombre de sus clientes y los pagos de estos. El dinero, es el dinero. También en tales condiciones.
Sea como fuere, lo cierto es que los policías encargados del caso decomisaron en la operación distintas cantidades de cocaína, hachís -las sustancias intervenidas tendrían un valor en el mercado negro de 406 euros- y dinero, que podría constituir la recaudación diaria del trapicheo realizado tras la barra. Por todo ello, los agentes decidieron acusar al responsable del local de ser el presunto responsable de un delito contra la salud pública.
Los hechos aquí relatados tuvieron lugar el jueves de madrugada. Cuando el reloj reflejaba que habían pasado nueve minutos de la una de la mañana, agentes adscritos al Grupo de Prevención y Apoyo -equipo policial que sustituye al controvertido UOS- procedieron a la detención de un joven. En principio, la investigación y las declaraciones del sospechoso revelan que éste es el responsable del local que se encuentra a la altura del número 15 de la citada calle. Allí, en el transcurso de la operación, los policías descubrieron e intervinieron pequeñas cantidades de droga, efectos utilizados en el tráfico ilegal de sustancias y cierta cantidad de dinero. Todo ello quedó a disposición de la autoridad judicial.
Listado con clientes Según fuentes del Departamento municipal de Seguridad Ciudadana, la intervención se desencadenó cuando los policías fueron reclamados por una persona que se encontraba dentro de un establecimiento público, manifestando que, previamente, había sido golpeado con una barra de hierro tras discutir con el camarero y que en dicho establecimiento se vendía droga.
Las pesquisas policiales y la colaboración de la persona detenida propiciaron que se incautara una bolsa conteniendo unos ocho gramos de cocaína y que se localizara en el local una pequeña cantidad de hachís, así como una bolsa que contenía un listado de clientes, con la anotación de las cantidades de dinero por ellos abonadas, y unos 125 euros en billetes.