vitoria. Durante más de tres décadas ha sido el último recurso para gente que, aquejada principalmente por el mal de la soledad, descolgaba el teléfono y hacía una llamada desesperada, pero ahora tiene ya fecha de caducidad. El Teléfono de la Esperanza y la Amistad, que con una oficina, dos liberados a media jornada, muchos voluntarios y el susodicho teléfono ayudó a miles de alaveses a superar baches de toda clase, dejará de atender llamadas a partir del próximo día 30.

La institución altruista nació el 5 de abril de 1979 y desde entonces ha sido capaz de superar la grave crisis de mediados de los ochenta y la del 93, pero los tiempos han cambiado y en 2009 el Instituto Foral de Bienestar Social liquidó el convenio que suponía el grueso de sus ingresos y desde entonces ha ido parcheando la situación, gracias a una aportación extraordinaria del Gobierno Vasco, hasta que ha terminado ahogándose económicamente.

En una carta pública remitida por la asociación sus rectores indican que su labor social, además de barata (40.000 euros al año en total) es muy necesaria y cubre un servicio que las instituciones públicas no alcanzan a atender. El Teléfono de la Esperanza es casi siempre un último clavo ardiendo al que agarrarse, y por ello la mayoría de las veces al otro lado del aparato hay un potencial suicida. Y en Álava en 2009, último año en que la asociación funcionó a pleno rendimiento, se atendió a 6.090 personas, al coste de menos de siete euros por cada servicio prestado. Este territorio es uno de los que más suicidios registran por número de habitantes, un fenómeno que se inició con la industrialización y que se llevó la vida de 28 personas entre 2006 y 2008. Y hay que tener en cuenta, apuntan desde la asociación, que por cada suicidio consumado hay unas veinte tentativas fallidas.

El Teléfono de la Esperanza, que ha evitado muchos de esos trágicos desenlaces, atiende, según se detalla en las normas de la Federación Internacional de Socorros Urgentes por Teléfono, casos de soledad y depresión, conflictos matrimoniales o adolescentes u conflictos psíquicos. Al 945 14 70 14 han llamado durante estos treinta y tres años madres solteras o personas marginadas, separadas, viudas, ancianos, gente aquejada de adicciones o enfermos terminales.

Según apuntan en su nota pública, en los últimos años el estrés a causa del trabajo o de la ausencia del mismo han ido en aumento y generan más situaciones de desesperación que hacen necesaria la presencia de una organización que dice haber sido enviada de una a otra institución pública como "una patata caliente".