vitoria. A juicio del cofundador de Menéame, mientras unos luchaban por mantener la libertad en Internet, otros se aprovecharon para lucrarse. "Con un caso tan mediático como Megaupload, la mayoría de la sociedad recibirá un mensaje único: mirad cómo se enriquecen, mirad los problemas que ocasionan", sostiene. "Desde hoy es más difícil defender y explicar lo mismo que explicábamos hace dos días, además hay que hacerlo de forma que no se confunda con la defensa del modelo de negocio de empresas free riders como Megaupload".

¿Qué ha ocurrido?

En Estados Unidos la justicia le acusa de unos cargos que allí son ilegales... y si una empresa comete una ilegalidad tendrá que vérselas con la justicia. Yo, de hecho, nunca he usado Megaupload, sabía muy poco de cómo funcionaba, pero siempre he intuido que era un gran negocio.

¿Representa una pérdida?

No, porque Megaupload no favorece la cultura libre ni la descarga de archivos de forma desinteresada, no era una empresa que estuviese fomentando la cultura porque se estaba lucrando con material de terceros que además no reportaba nada a los propios creadores. Los cargos presentados por el FBI contra Kim Schmitz y los responsables de Megaupload no son por albergar contenidos o colgar enlaces sino por lucrarse supuestamente a costa de la propiedad intelectual de terceros. Esa es la acusación, por lo que no veo ningún motivo de qué preocuparse.

¿Por qué se ha generado entonces tanto debate?

Hay dos ejes principales que deben fundamentar el debate. Por un lado, sí creo en la copia privada libre. No puede ser delictivo la acción de pasar copia a un amigo porque es una acción privada, es algo que favorece la cultura y que se puede compartir y eso no se debería penalizar nunca. Por otra parte, creo que los autores o los creadores no tienen el derecho a vivir de sus obras, pero sí tienen el derecho a elegir quiénes pueden lucrarse con sus creaciones. Sobre todo a decidir quién se lucra con ellas. Eso debe estar en la base del debate.

Usted afirma que su cierre genera una inseguridad importante de información personal en la nube.

Sí es un daño colateral porque los ficheros de todos los usuarios, de todos los países, quedaron inaccesibles y no pueden recuperar documentos importantes. Luego está también por ejemplo el problema de la pérdida de privacidad. Por ejemplo, la información personal de un usuario europeo esté ahora en manos de las autoridades de un país extranjero, que no tiene los mismos estándares de protección de la privacidad que en Europa. Pero existen otras empresas de almacenamiento como Dropbox que no tienen nada que ver con Megaupload.

Ha tenido consecuencias positivas como poner en duda la utilidad de la ley Sinde, la SOPA.

Sí, evidencia que no hacía falta SOPA o ley SindeWert para cerrar esos grandes sitios que les provocan pérdidas. Y evidencia que se puede hacer con la justicia normal porque el problema de fondo son los enlaces y los controles.

¿Va a poner fin a la piratería?

No, porque siempre se puede recurrir a otras plataformas. La piratería no va a acabar porque hay muchos sitios similares a Megaupload, y hay otros mecanismos y otras plataformas, como el P2P, que permiten compartir de forma distribuida y sin que dependa de una sola empresa.

¿Los usuarios se las van a ingeniar para hacer descargas por vías más sofisticadas?

A mí lo que me ha extrañado es qué tanta agente acudiera a Megaupload para hacer sus descargas. Yo, de hecho, no recuerdo haber bajado nada, ni intentarlo siquiera. Pero los mecanismos de bajada son muy fáciles y cualquier principiante puede hacerlo. No hay que tener técnicas muy depuradas. Me parece además que el P2P es un medio mucho más ético.

Pero la repercusión del efecto Megaupload ha sido inmediato.

Lo que más me ha llamado la atención es que en Estados Unidos la noticia no ha tenido tanta repercusión como en España. Allí ha sido considerado poco menos que una tontería porque hay empresas más conocidas. Sin embargo, aquí se le ha dado una repercusión brutal, quizá porque parece que era el segundo lugar elegido de bajadas y era tremendamente popular.

Quizá porque somos el país de Europa que más piratea.

Es mentira que seamos los más piratas. La prensa siempre comenta eso pero nunca se sabe realmente de dónde se extraen esos datos, ni la cuantía de los daños que eso ocasiona. Por eso creo que es un discurso que se queda a medias. Cuando viajo fuera, se dice lo mismo de Argentina, donde hay un lío tremendo con Taringa, o de Hungría.